jueves, 20 de junio de 2013

Decir el mundo

Quiero compartir una anécdota que encontré por ahí. Es de Freire. El cuenta que durante el proceso de alfabetización de adultos en Santo Tomé y Principe en los años ’70, visitó un circulo de cultura (tal el nombre de los círculos en donde se comenzaba este proceso de alfabetización para la liberación) en una comunidad pesquera llamada Monte Mário. Había en el círculo de cultura una palabra, el nombre de un pez, y un dibujo (codificación) de la comunidad. Los pescadores miraban en silencio el dibujo y la palabra. Hasta que de repente cuatro de ellos se levantaron y miraron el dibujo y el pueblo, el dibujo en la pared, el pueblo en la ventana. Dice Freire, “Miraron el mundo afuera. Se miraron entre ellos, ojos vivos, casi sorprendidos, y mirando una vez más la codificación, dijeron: ‘Es Monte Mário. Monte Mário es así y no lo sabíamos.’ A través de la codificación, aquellos cuatro participantes del circulo ‘tomaban distancia’ de su mundo y lo reconocían.”
Desde esa anécdota quiero hablar hoy. Pero no desde ese recuerdo solo. Sino también desde las palabras que Soledad Deu, tallerista de esta casa, escribía preguntándose por el para qué de la acciones que tratamos de llevar adelante detrás de este papel. Porque Barriletes siempre ha tenido eso: Hay algo detrás del papel. Hay acciones, hay una praxis constante detrás de este papel que va de la oportunidad, del dinero, que queda para quien vende esta revista hasta la creación de una Comunicación comunitaria realmente democrática. Así cada reflexión ha sido acompañada de la acción. Y esto es así por la simple razón de que seríamos unos incoherentes, demagogos y algo bastante hijos de puta de no hacerlo así.
En ese marco, entre estas dos puntas, los Talleres que lleva adelante Barriletes este año son parte de esa acción reflexiva que busca transformar la realidad. Una acción en la que creemos.  Son los mecanismos de Educación Popular que intentamos llevar adelante, en este caso, con los niños de Villa Mabel. Y nuestras preguntas surgen desde ese lugar.
Será desde esos lugares, desde las que escribiré hoy.




¿Por qué insistir con las palabras?
            La primera vez que escuché el nombre de Paulo Freire fue en el galpón de Barri. Fue hace unos años. La Comunicadora Social que estaba coordinando el encuentro, suspiró, bajó los brazos y dijo en un momento deteniendo su discurso: Un pedagogo brasileño, Paulo Freire, dice que decir la palabra verdadera es transformar el mundo. Me maravilló. Aquella unión entre el decir y el hacer, entre la palabra y el mundo, me maravilló. Y solo porque la vida es caprichosa, puedo entender el hecho de que sería años después, estas semanas, en Barriletes nuevamente, donde encontrara el sentido más hondo de aquella frase.
En Abril de este año, la Biblioteca Esos otros mundos de la Asociación Civil Barriletes comenzó a implementar un proyecto de mediación de lectura denominado ‘La casa de las palabras’.
Este proyecto fue elaborado por los participantes del Taller de Mediación de Lectura que se realizó en la institución en Octubre y Noviembre del año pasado. En dicho taller, se recorrió a través de ocho encuentros los planteos teóricos de Michèle Petit, Graciela Montes y Laura Devetach. Estos ‘planteos teóricos’ no nacieron en el vacío, sino que están en relación intima con la práctica. En este sentido, para acercarnos a esta palabra verdadera, se pensó una instancia de praxis que fue llevada a cabo de forma promisoria: Se realizaron encuentros de lectura en la ‘Casa del Adolescente’ de Rafaela (Santa Fe) y en el Barrio La Boca, de la ciudad de Santa Fe.
Con este pequeño recorrido es que se comienza este año, y a esas inquietudes responde este proyecto. Su pregunta de base consiste en qué tipo de Biblioteca pensamos. Es así que, entendiendo, junto a Graciela Montes, a las Bibliotecas como espacios dinámicos que deben provocar ‘ocasión de lectura’, planteamos movimientos hacia adentro y hacia afuera de la Biblioteca.
Hacia adentro de la Biblioteca, y por lo tanto de Barriletes como institución, la Biblioteca se suma al trabajo que la institución viene realizando desde 2012 en Villa Mabel. Se realiza así un Taller semanal junto a los niños con que se venía trabajando tiempo atrás.  Hacia afuera de la Biblioteca, se realizan visitas mensuales a la Escuela Primaria N° 1 de TC Dr Cesar Blas Pérez Colman (Dentro del complejo Escuela Hogar). Este Taller mensual se encuentra incluido dentro de la programación curricular docente, y sienta por lo tanto un precedente de trabajo compartido entre la institución y la escuela. En los encuentros se espera trabajar la lecto-escritura, privilegiando y volviendo a poner en escena el espacio de la Biblioteca escolar.
Estas pequeñas acciones, comprenden lo que entendemos como Mediación de lectura: La Biblioteca de Barriletes no tiene sentido si no se constituye como un espacio de Mediación, es decir de encuentro con la palabra, de ocasión de la palabra. Y es dentro de este proyecto que nos preguntamos por qué las palabras.
¿Qué pueden hacer las palabras ante la marginación, la exclusión, la desidia estatal y humana que un barrio paranaense como Villa Mabel presenta? ¿Qué tiene para decir la Literatura en la primaria de la Escuela Hogar, donde una docente hace lo imposible para que la misma acción educativa se justifique ante las problemáticas sociales que atraviesan la escuela? Es desafiante creer que la Literatura puede hacer algo. Y así lo creemos.
Y en eso radica la decisión política barriletera. Como institución, no creemos en el asistencialismo. Lo que es decir que creemos en el emponderamiento de los sujetos.  Lo cual significa emprender la larga tarea del reconocimiento de los Derechos, la constitución de la subjetividad y la participación social. Y en el caso particular del proyecto que estamos llevando adelante como Biblioteca, esto es: Entender la poesía como un derecho humano; reconocer a la literatura como elemento esencial en la construcción de la subjetividad humana y buscar la forma de enunciar la palabra verdadera.



Leer y escribir con niños de Villa Mabel
Podríamos decir que, los niños con los que trabajamos en Barriletes no saben leer y escribir en la mayoría de los casos.  Pero no, elegimos entender que los niños saben leer el mundo. Y que es desde esa lectura del mundo desde la cual tiene sentido leer la palabra.
Freire cuenta que él leía cuando era niño. Leía sin saber leer. Escribía sin saber escribir. “Las letras, las palabras de aquel contexto [mi mundo] se encarnaban en el canto de los pájaros”, cuenta. Y así él leía en “la danza de la copa de los árboles sopladas por fuertes vientos que anunciaban tempestades, truenos, relámpagos”. En “las aguas de la lluvia jugando a la geografía, inventando lagos, islas, ríos, arroyos”. Así, el silbo del viento, las nubes del cielo, los colores del follaje, el aroma de las flores, la cáscara de las frutas, todo estaba dispuesto a ser leído. Porque cuando vamos a la escuela nos mienten. Y nos dicen que ahí aprendemos a leer, que ahí aprendemos a escribir. Sin embargo, hay una lectura del mundo que es anterior a la palabra.
Desde esa lectura del mundo trabajamos. Sabiendo que el acceso a la palabra debe suceder. Pero que no tiene sentido si lo hacemos desde el mecanicismo. ¿Para qué queremos decir la palabra? Y esto es lo que estaba claro en Freire, y debe estar claro en nosotros: Debemos decir la palabra para transformar un mundo que está siendo. Para aceptar que entre el tiempo y nosotros, entre el mundo y nosotros, se interpone el viento. Y cuando el viento pasa por nuestra garganta, decimos la palabra.  Y hasta acá llego. Porque escribí todo esto para poder decir que los pequeños textos que siguen han sido creados, lanzados al aire, oídos, grabados, tomados, robados en el Taller de Barriletes y pertenecen a niños que están diciendo el mundo.



-Sin titulo-

Vaca Alicia está comiendo pasto. Viene un tigre y la molesta.
-Yo estaba tranquila, dijo la vaca, con una dulce sonrisa. Voy a correr lo más rápido que pueda, así no me alcanza.
Después se puso tan feliz porque se había escapado. El león no la molesto más y ella comió hasta que se durmió.
Franco y Antonela


El padre interrumpe
Había una vez un perro y una gallina.  El perro se enamoró de la gallina.  Y el perro se hacía el que no la amaba.
La gallina le decía perro asquerosos ándate de mí casa, no te amo.
Y el perro dijo que vos me amas.
-Y mi papá no me deja tener novio. Yo quiero andar con vos, pero no me dejan.
-Vamos a casarnos, le dice el perro.
-Pero no me deja mi papá. Vamos a casarnos a escondidas, dijo la gallina. Sin que mi papá se entere. Pero ¿sí se entera?
-Pero, déjalo…
-¿Y si me mata?
-Yo te defiendo. Si yo soy hombre.
-¿Y si te gana?
-Yo me muero.
Y terminó perdiendo el padre y terminaron casados.

Carolina

-Sin titulo-

Había una vez un señor que plantó una semilla de naranja. El árbol estaba creciendo hasta que terminó de crecer y había un montón de naranjas. El señor llamó a todos sus amigos. Ellos le dijeron gracias, se pusieron muy felices y contentos.

Evelyn y Franco

Kevin Jones,
para Barriletes

No hay comentarios:

Publicar un comentario