Ayer por la mañana [15 de febrero], Brian Murphy,
miembro de la Comisión Directiva del Centro Cultural y Social El Birri, fue
detenido en las instalaciones del Centro en General López al 3600 de la Ciudad
de Santa Fe. En el video que testimonia
su detención grita: ¿Saben
ustedes quién es Fernando Birri? ¿Saben cuál es su obra, lo que vino a hacer
acá?
La creencia de ingresar a un lugar mágico. Eso sentí la primera vez
que ingresé a El Birri el año pasado. El Centro Cultural y Social funciona
desde hace dieciocho años en las instalaciones de la Vieja estación Mitre de la
ciudad de Santa Fe. Sin embargo, como escribe Juan Manuel Berlanga: “Gran parte
de los santafesinos ni siquiera sabe qué es “El Birri”. Mucho menos conoce a
quienes trabajan allí. Y, por supuesto, también desconoce qué es lo que allí
ocurre. Una sociedad indiferente, cínica y olvidadiza carece de los elementos
básicos para comprender lo que allí ha ocurrido este viernes 15 de
febrero.”
Lo que sucedió este viernes fue la orden de desalojo al Centro por
parte del Municipio santafesino –bajo la gestión de Corral-, sustentada bajo la
decisión de rescindir el contrato que mantenía el Municipio de la ciudad con
esta asociación civil para el uso de las instalaciones de esta ex estación de
trenes.
Cuando Brian, parte de El Birri, quiso ingresar al lugar que
estaba clausurado fue motivada su detención.
El Periodico Pausa siguió los sucesos. Como
informa en su perfil de Facebook: “En la acción estuvieron implicados efectivos
de la policía provincial, agentes de seguridad sin identificación de la
Municipalidad y funcionarios, como el subsecretario de Prevención y Seguridad
Ciudadana de la Municipalidad, Sebastián Montenotte”. Sin embargo, el desalojo
fue detenido al mediodía gracias a la defensa popular de los vecinos y
distintas organizaciones. Durante los momentos de desalojo se produjeron
diversos destrozos dentro de la estación.
El argumento esgrimido por parte del gobierno municipal es la
Puesta en valor. La profesora Adriana Falchini es encarga en pocas palabras de
deconstruir este argumento eufemístico: “¿Seremos capaces en la ciudad de
entender que 'puesta en valor' nada tiene que ver con el patrimonio?, término
venido de la mercantilización de la memoria. Ese término alude a pensar los
edificios como paredes y no como construcciones culturales. Los edificios no
son sólo paredes, están HABITADOS, tienen historia humana.” Como esgrime
Falchini, la responsabilidad del Estado debe existir, pero reconociendo como
interlocutor legitimo a lo que ya existe. Como señala, “No se puede hacer
DESAPARECER (tapiando, llevando presos, criminalizando groseramente,
destrruyendo). Cuando se ostenta poder
económico, fuerza de represión y avasallamiento, dominio de los medios masivos
de comunicación, criminalización e injurias se ejerce ABUSO DE PODER. ABUSO DE
AUTORIDAD. Y eso sí que es grave. “
El Birri no es el primer centro cultural atacado en el contexto
nacional. Los paranaenses tenemos aún una lucha pendiente para recuperar el
Gloria Montoya, y asuntos similares ocurren con la porteña Sala Alberdi. Tanto
el gobierno urribarrista en Entre Ríos, el radical en Santa Fe y el amarillo
Pro de Capital parecen coincidir en un concepto de cultura elitista que aún no
logra entender nada sobre las construcciones culturales comunitarias. Un
concepto de cultura esgrimido por el poder, que le tiene mucho miedo a la
democracia de Asambleas populares que organizaciones como El Birri llevan a
cabo.
Podría contar aquí las numerosas actividades que El Birri realiza.
Pero la palabra de Brian, con la resistencia heroica ante el violento arresto,
las dice mucho mejor. El video puede verse aquí. Por otro lado, la coferencia de prensa brindada al día siguiente, puede oírse en parte acá.
Mientras pienso en el mote de delincuentes puesto tácitamente, a
veces, y otras explícitamente, sobre los trabajadores de la cultura no puedo
evitar pensar en lo que me enseñaron alguna vez: Cuando te digan “Qué Puto que
sos”, tenes que apropiarte del término, procesarlo críticamente y devolverlo
hecho bandera. Si a quienes tratamos de
generar espacios culturales alternativos y realmente populares, si quienes
creemos que a El Molino, o la Redonda en Santa Fe no entra todo el mundo, se
nos llama delincuentes, quizás sea hora de asumirnos como tales. La cultura se
roba, no hay otra forma de apropiarla, de hacerla realmente pública.
Hay un derecho humano a la cultura que debemos re conquistar cada
día. Que debemos seguirle robando al poder. En palabras del mismo Fernando
Birri, esto suena más claro: “Nadie
tiene derecho –ni el rey ni el papa ni el general- a impedir a un niño que crea
que las mariposas son estrellas que vuelan, nadie tiene derecho –ni el que pisa
con el pie diestro ni el que pisa con el pie siniestro- a caminar aplastando
los malvones, nadie –ni el que vive en la cueva o en la intendencia o en la
casa rosada de vergüenza- puede arrogarse insolentemente el derecho de llevarse
el índice a la boca y ordenar el silencio en el concierto de ruidos, rugidos,
suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas del mundo. Nadie.”
Kevin Jones,
para Río Bravo