domingo, 27 de mayo de 2012

Apuntes sobre Historia Oral y otros conceptos para la experiencia de trabajo en La Boca:


Las visitas que hemos hecho al Barrio nos han ubicado en un lugar diferente de aquel en el que comenzamos. Un lugar que de cierta manera nos obliga a parar y pensar las implicancias de lo que haremos. Por ello se vuelve necesario que veamos ciertos conceptos generales que se han establecido sobre la Historial Oral.
Según he estado leyendo, su origen conceptual fue en la década del ’30. Se origina en relación con buscar métodos que enriquezcan y en cierto modo compliquen el trabajo del historiador. Compliquen en el sentido de que agregan una nueva visión al campo estudiado.
Según explican Meyer y Bonfil, su auge está relacionado a la falta de registros escritos en lo que va de siglo. Nuestra vida actual no acostumbra enviar cartas, tener diarios íntimos ni otros modos de registrar la cotidianeidad. Esto hace que muchos recuerdos y testimonios corran el riesgo de perderse.
Ahora corriéndonos de lo general, pasemos al caso particular del lugar en que estamos trabajando. Lo relatado en casa de Liro durante la primer visita que hicimos allí, nos sirvió para saber que La Boca no solo tiene un relato de exclusión, sino que sus habitantes son conscientes de ello. Eso nos da otro contexto. Cito aquí algo que estoy seguro les parecerá interesante. Se trata de una cita de Ronald Fraser sobre las falencias de la Historia que hacen nacer a la Historia Oral como ‘historia desde abajo’. Leámoslo y díganme si no pareciera que este tal Ronald hubiera visitado La Boca con nosotros:

Bastaba, basta, que hable la gente que no tiene voz histórica, basta que por medio de sus propias palabras devolvamos su historia a aquellos que no dejarían constancia de su vida de ninguna otra forma. Como reconoce el mismo Hobsawn esta forma de Historia oral puede dar como resultado libros apasionantes, pero no libros de historia. Necesitamos saber, como él dice, no sólo qué paso, sino por qué pasó. 

Aquí tranquilamente podríamos decir que nosotros no somos historiadores. Pero el punto es que la situación amerita que ocupemos ese rol lo mejor posible. De otra forma, ¿qué sucederá con la historia de Liro? ¿O con las perspectivas de futuro del pescador? Acá entramos en juego como voluntarios, activistas, militantes.
Así que estando así las cosas, nosotros como estudiantes generaremos nuevos saberes a partir de la creación de nuevas fuentes históricas. Recordando que tenemos el deber de cuestionar, transformar, crear conocimientos.
Ya que estamos trabajando con personas, Fraser toma un término más humano: Llama a estas nuevas fuentes las Narraciones de vida. Y, (Oh casualidad) agrega que estas fuentes suelen ser creadas “entre grupos sociales que han sido privado –o que no han tenido acceso a la posibilidad de crear sus propias fuentes: en general las clases o grupos no hegemónicos.”
Ahora, ya conscientes de la necesidad de recuperar esta historia, podemos pensar qué se pone en juego en la grabación que Dulio tiene en su celular de la señora del otro día. ¿Su narración que tiene? Se puede decir que en cierto punto está intervenido –y hasta limitado- por lo que nosotros preguntamos, el modo en que nos presentamos, los objetivos que explicitamos. Mientras que por otro lado también están los desvíos de la charla por parte de la persona entrevistada. Como cuando nos dice lo de la droga. Es por ello que la grabación es una creación conjunta, dentro de la cual nos es imposible objetivarnos y mucho menos creo que lo quisiéramos.  Se trata también de las vivencias de una persona en singular, y de lo que ese narrar en primera persona lleva consiga que es la subjetividad.
Bueno, acá hay todo un debate sobre el tema. Un debate que no sé hasta que punto es necesario para nuestro trabajo. Por ello planteo la pregunta de cuál será la manera en qué la subjetividad entrará en nuestro trabajo. Creo que algo de eso había cuando el miércoles pasado queríamos buscar y hablar con gente que no fuera de los Lucero. Es decir, somos conscientes de que lo narrado por esa familia tiene su subjetividad. Pues parece ser que de lo que se trataría es de identificar los elementos subjetivos, y ver en qué medida esos elementos expresan el sentido de sí mismos dentro de lo narrado.
Y así ver cómo ese individuo que habla en singular, se articula con su contexto. Cómo se revela en lo que dice su contexto cultural, para transformar su historia cultural en una historia colectiva. Todo esto es posible porque cuando alguien narra su vida está poniendo en funcionamiento todo un sistema de representaciones. Y es por eso que no al pedo se habla de Narración. Las narraciones, cuando tomamos un cuento por ejemplo, tienen desde un análisis estructuralista una estructura, un sistema, en que las cosas cumplen cierta función para ese sistema. Acá se trataría de algo así, pero sin las fallas que el estructuralismo tuvo para analizar los cuentos. Es decir, tenemos el desafío de buscar en esas narraciones de vida que simbolizan tales cosas, pero sin volvernos automáticos.
He aquí la necesidad de que nuestro trabajo tenga en cierta parte toda una búsqueda de los hechos históricos, sus porques, una búsqueda del relato silenciado; y por otro lado tenga lo que en la reunión pasada llamamos “mística”. Simplificando: No podemos pensar este trabajo como un Censo, o como un completar los vacíos de la historia de La Boca. Debemos ser conscientes de que necesariamente tiene que ir más allá de eso.
Cito ahora a alguien que bien nos puede aconsejar sobre esto:

La importancia de las fuentes orales consiste no tanto en su observación de los hechos, sino en su desviación de ellos, en cuanto permite que la imaginación, el simbolismo y el deseo emergen. Y estos pueden ser tan importantes como narraciones factualmente ciertas. 

Volviendo sobre lo de Narraciones, creo necesario que aclaremos que hablamos de narraciones por el lugar que ocupa estos elementos (imaginación, simbolismo, subjetividad) en ellos, no son testimonios de vida por lo tanto.
Por eso es tan importante recuperar los hechos, como significarlos.
¿Qué significado tiene la separación con Alto Verde? ¿Qué lugar ocupa en la narración de quienes allí habitan? ¿Por qué eligen desviarse hacia ese tema? ¿Qué significa ‘droga’ en la boca de aquella señora esa mañana? Y más lejos aún: ¿de qué nos hablaba Liro cuando dice ‘política’? ¿O aquel primer día en que Melina decía ‘porque yo no tengo estudio’? O, ¿qué significa ‘Universidad’ para ella?
Fraser cita algunos ejemplos. Cuenta el caso de una pequeña ciudad en la cual había ocurrido un hecho histórico: el asesinato de un trabajador por parte de la policía italiana. El hecho había ocurrido en marzo de 1949, mientras los obreros salían de la siderúrgica local para participar en una manifestación contra la OTAN. En la memoria colectiva, el hecho era recordado –y narrado- como si hubiese ocurrido en 1953. Se comprobó, a través de sucesivas entrevistas, que no era un fallo en la memoria de alguien o de algunos. Sino que se trataba de algo colectivo. Sucede que cuando el hecho ocurrió en 1949, los obreros no hicieron nada para contrarrestar lo sucedido. Y para ellos, como comunidad, el ‘no arrugarse frente a la policía’ era un valor casi fundamental. Por ello, era mejor ubicar el hecho en 1953 cuando los despidos masivos hicieron que hubiera revueltas, los obreros reaccionar y enfrentaran a la policía en medio de una lucha callejera de varios días. ¿Una mentira colectiva para quedar bien? Pues sería lindo pensarlo así, sin embargo se trata de un hecho relativo a nivel simbólico y psicológico. Solo doy este ejemplo para que veamos la complejidad del hecho ante el que nos encontramos.
Por último, una de las cosas que me parecen más importantes, y que propongo como paso a seguir. Se habla de que un modo de investigación puede tener tres fases:
-Exploración de relatos de vida donde se pueden encontrar descripciones y temas constantes.
-Analizar y reflexionar sobre esas constantes. Seguir entrevistando y buscar la reflexión conjunta sobre estos hechos. Hasta llegar a una saturación, hasta que veamos que se cae sobre el mismo punto. Allí tenemos un fenómeno.
-Destruir el fenómeno. Buscar los relatos que contradicen este fenómeno. Así se llega a una visión contundente del hecho.
Esto es solamente, lo que un teórico dice sobre las formas de revivir una historia oral, de recuperarla, de escribirla. Quizás nos puedan servir como una dirección por donde ir. Quizás no.
Pero esto no deja de ser lo que Miradas ha sido en este mes que tímidamente hemos pasado. Para mí ha sido Mística, como dijo Dulio, hermoso, como dijo Mile. Y ha sido tomar este desafío. Digamos que, este es el punto en que estamos parados.


Apuntes para mover un elefante (III): nuestra voz está andando


“Mi hijo Eliseo y su novia, Sofía, también estuvieron en la movilización por la autonomía de la UADER. Es que estas nuevas generaciones no tienen prurito en poner el cuerpo, decir su palabra y andar. Para el caso de ellos, sin ser todavía universitarios, se comprometen e intervienen. Saben que se están convirtiendo en otra cosa de lo que son.”- ese es el comentario que,  junto a una foto, veo al Inicio de Facebook.  Y me pega mucho.
Para comenzar este mes esta columna, pensé muchas posibilidades. Pensé empezar hablando sobre un hombre, que sentado a la mesa de la celebración del bautismo de su nieto, sugiere: Como en ese entonces desaparecieron treinta mil, bueno, ahora tendrían que llevarse como sesenta mil más o menos. Mientras algunos asienten con la cabeza y otros volvemos a nuestro plato tratando de no comenzar una discusión.
Pensé en contar lo que vimos con Juan y Pauli el otro día, mientras estudiantes de la UADER detenían por momentos el paso sobre Calle Salta para que la Marcha llegara hasta el Rectorado: La discusión entre un conductor y los estudiantes. La imagen del conductor levantándose, con ganas de pelear, y los chicos yéndose a lo suyo, siguiendo en la defensa de lo que es justo y necesario.
Pero la verdad sea dicha, en esta tarde otoñal, me ganó por mucho ese pie de foto que encontré en Facebook.
¿Saben algo? Creo que quien haya escrito eso tiene razón. Sabemos que nos estamos convirtiendo en otra cosa. Y aquí pregunto: Esta, ¿se la esperaban? Pensemos en cuán importante es que mil quinientas personas hayan parado un momento en su semana y hayan dicho: Yo quiero que se haga esto, yo tengo derecho a que esto sea así. Se que plantearlo así es simplificar las cosas, pero pasa que quiero que se vea lo maravilloso de lo que nos está sucediendo. Ahora pensemos que la gran mayoría de esas personas, las que ponen el cuerpo, las palabras, el contenido a toda esta lucha, son jóvenes. Somos jóvenes. Porque es inevitable no sentirse identificado en este reclamo, no sentirse parte de algo que aquí a la vuelta está sucediendo. No sé para donde irá a ir este tema cuando esta columna se publique. Pero si tenemos algo que debatir y pensar mucho: Acá estamos ya despiertos. Acá estamos demostrándonos capaces de hacer cosas así.
Y digo más: Capaces de tener esperanzas, razones por las que luchar. No todo está perdido –decía Cortázar- si se tiene la valentía de admitir que todo está perdido y se comienza de nuevo. Y ahí está nuestra esperanza, andando las calles de Parana, colgada en afiches, comentada en las charlas que mantenemos en los pasillos de alguna facultad. En tiempos como estos, y teniendo la edad que tenemos, no podemos hacer otra cosa que depositar nuestra esperanza sobre el mundo. No es ya una opción, es una condición necesaria para que este mundo merezca ser habitado. Pienso en muchas experiencias de las que no necesitan presentación, como La Tribu del Salto, como Barriletes, como la UADER intervenida y transformada por los alumnos, en las que vemos la esperanza renacer y esparcirse.
Sigo preguntándome qué son estos apuntes. Por el momento, apuntese que el elefante se está moviendo…
Pienso que la Toma del Rectorado nos ha dado una voz perdida. Y me acuerdo del viernes pasado, cuando comencé el Taller literario infantil diciéndole a los chiquitos que me sentía mal de adentro, que me ayudaran a tener una linda tarde. Entonces, una nena de seis años me regalo su sonrisa y me dijo, como dejándose caer en la silla, pero si estuvieras mal de adentro no te saldría la voz. Y así es: Tan mal de adentro no estamos, si no nos saldría la voz. 

para Barriletes

domingo, 20 de mayo de 2012

Argumentos

En la secundaria, la profesora de Catequesis dijo respecto al Sexo Anal, repitiendo como verdad absoluta: "Por la boca se come, y por la cola se caga". 
Aquella afirmación me molestó, pero no encontré como enfrentarme a ella. Ni mucho menos a los cuestionamientos de mis amigos, conscientes de mi condición de homosexual y que por tanto tendría sexo anal. 

Esta tarde, leyendo el primer apartado del Manifiesto Contrasexual de Beatriz Preciado encontré argumentos, nuevas miradas, que al fin nos hacen escapar de ese ver el mundo desde un solo lado. Y lo cuelgo acá, donde van quedando algunas señales de mi andar...

El ano presenta tres características fundamentales que lo convierten en el centro transitorio de un trabajo de deconstrucción contrasexual. Uno: el ano es un centro erógeno universal situado más allá de los límites anatómicos impuestos por la diferencia sexual, donde los roles y los  registros aparecen como universalmente reversibles (¿quién no tiene ano?). Dos: el ano es una zona de pasividad primordial, un centro de producción de excitación y de placer que no figura en la lista de puntos prescritos como orgásmicos. Tres: el ano constituye un espacio de trabajo  tecnológico; es una fábrica de reelaboración del cuerpo  contrasexual poshumano. El trabajo del ano no apunta a la reproducción ni se funda en el establecimiento de un nexo romántico. Genera beneficios que no pueden medirse dentro de una economía heterocentrada. Por el ano, el sistema tradicional de la representación sexo/género se caga.
Beatriz  Preciado, Manifiesto Contrasexual

Salvar lo impenetrable

"Si la ficcionalización transgrede tales límites más allá de los cuales existen realidades irreconocibles, entonces, las propias posibilidades que se han urdido para subsanar esa deficiencia, atrapadas entre nuestro principio y nuestro fin impenetrables, pasan a ser índices de cómo concebimos lo que nos está negado, lo que es inaccesible e impenetrable. En este sentido, la ficcionalización resulta ser una vara de medir la mutabilidad históricamente condicionada de deseos guardados en lo más profundo.
Si las fronteras del conocimiento activan la ficcionalización, quizá pueda observarse la intervención de un principio de economía: no es necesario inventar lo que se puede conocer, y por eso las ficciones siempre contribuyen a salvar lo impenetrable."

Wolfang Iser,  La ficcionalización: dimensiones antropológicas de las ficciones literarias


Origen
Hay que salvar al viento
Los pájaros queman el viento
en los cabellos de la mujer solitaria
que regresa de la naturaleza
y teje tormentos
Hay que salvar al viento
                                        alejandra

Ese chico y esa sensación...


A veces escucho música para evitar el silencio. Otras para simplemente oir algo. Muchas veces creo entender, o simulo que me importa. Pero a veces, una canción, en el sitio menos esperado, puede decir aquello que tú no sabes cómo.
Este post es tonto. Enamorarse es tonto. Esta canción por fin es el post que nunca pude escribir sobre ese chico y esa sensación.


¿cómo podré saber?

Hay un chico que conozco, él es el único en que sueño.
Me mira a los ojos, me lleva a las nubes.
Oh pierdo control, no puedo parecer tener suficiente.
Cuando me despierto de soñar, dime, ¿es realmente amor?

¿Cómo puedo saber? (No confío en tus sentimientos)
¿Cómo puedo saber?
¿Cómo puedo saber? (El amor puede ser engañoso)
¿Cómo puedo saber?
¿Cómo puedo saber sí el realmente me ama?
Digo una oración con cada latido del corazón,
me enamoro cada vez que nos vemos.
Te estoy preguntando que quieres tú con estas cosas,
cómo sabré sí él está pensando en mí.
Trato de llamar pero soy demasiada tímida (no puedo hablar)
Enamorarse es agridulce.
Este amor es fuerte, porque me siento débil.

Oh, despiértame, estoy temblando, desearía tenerte cerca ahora.
Dije que no hay duda, lo que siento es amor.

Sí él me ama, sí no me ama.
Whitney Houston



jueves, 17 de mayo de 2012

Palabras sobre Diversidad y Homofobia. Un dialogo necesario.



“Daniel Zamudio nació en Bogotá pero vive en Río de Janeiro. Es soltero y tiene dos hermanos. Su mamá se llama Sandra. Le gustó mucho la película “Bastardos sin gloria”, de Quentin Tarantino.
Daniel Zamudio estudió derecho y economía en la Universidad Autónoma del Estado de México. Tiene una camioneta blanca y usa el pelo corto.
Daniel Zamudio vive en Lomas de Zamora y trabaja en la Asociación Mutual de Protección Familiar. Estudió en la UCES y es hincha de River. Le gustan mucho Los Piojos, Divididos y los Redonditos de Ricota.
Daniel Zamudio es profesor de ciencias naturales en tres escuelas de Ledesma, Jujuy. Es casado.
Daniel Zamudio trabaja en un Mc Donalds de California.
Daniel Zamudio está con muerte cerebral. Desde el 3 de marzo estaba en un hospital, en Santiago de Chile, y los médicos hacían todo lo posible para salvarle la vida.
A Daniel Zamudio lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Le apagaron cigarrillos en el cuerpo. Le desfiguraron la cara. Le arrojaron varias veces una piedra: en el estómago, en el rostro y en otras partes del cuerpo. Le arrancaron parte de una oreja. Le rompieron una botella en la cabeza y le marcaron tres cruces esvásticas en la piel con pedazos de vidrio. Hicieron palanca con una de sus piernas hasta que el hueso cedió y se rompió. Los médicos dicen que sus órganos están tan deteriorados que ni siquiera sirven para ser donados.
Daniel Zamudio es diferente de cada uno de sus tocayos en muchas cosas, como ellos lo son entre sí. Pero una sola les importó a sus asesinos. Era lo único que sabían sobre él. Lo único que les parecía relevante. Daniel Zamudio era gay.
No les importó su edad. Daniel Zamudio tiene 24 años, pero no llegará a cumplir 25.
No les importó su apariencia. Daniel Zamudio tenía el pelo corto y usaba anteojos.
No les importó dónde trabajaba, qué idiomas hablaba, qué estudiaba, qué música escuchaba, cuál era su comida favorita.
Daniel Zamudio era gay y con eso alcanzaba.
Sus asesinos —los autores materiales, que no son los únicos— se llaman Raúl López, Patricio Ahumada, Fabián Mora y Alejandro Angulo. El más chico tiene 19 años y el más grande, 26.  López contó que cuando le rompieron la pierna a Daniel, “sonaron como unos huesos de pollo, y como ya el muchacho estaba muy mal, nos fuimos cada uno por su lado”.

Bruno Bimbi

Estas palabras pertenecen a Bruno Bimbi, y quiero ponerlas acá. Acá donde nos juntamos para pensar, debatir y luchar para erradicar la homofobia de nuestro mundo cotidiano.  Y hablo desde un nosotros que se ha construido con el tiempo. Desde que somos conscientes que necesitamos comprometernos y generar lazos como colectivo. Como colectivo LGTB, como colectivo diversa que somos. Y ahora nosotros, este diecisiete de mayo decidimos hacer algo.
Por el momento, poner estas palabras de Bimbi sobre el brutal asesinato de Daniel donde corresponde: Ponerlas sobre la mesa.
Son fuertes, ¿no? Alguno dirá que se trata de explotar nuestro dolor. No, no necesitamos recordarnos nuestros sufrimientos cotidianos, nuestras largas adolescencias silenciadas. Solo creemos que el asesinato de Daniel debe ser puesto sobre la mesa. Este año, hace mes y medio, cruzando la cordillera, un joven de veinticuatro años fue asesinado por ser gay. Por puto. Por marica.
Y con horror agregamos: No es el único, y probablemente no sea el último.
Ahora, sé que es difícil pensar con el dolor, con la bronca, y con tanto maltrato encima. Pero hagamos el intento. Primero, este debate se establece a partir de un día en que nos convocamos a Luchar contra la Homofobia.
Y acá estamos, con seguramente muchas historias y caminos personales que nos llevan a animarnos a decir quienes somos. Y a estar acá para dar un paso más y comprometernos para que a nadie le sigan robando nada. En ese sentido esta actividad no es poca cosa: implica organización, implica aceptación de nuestra propia condición y habernos dado cuenta que fenómenos de este tipo necesitan de lazos comunes para impedir que vuelvan a ocurrir. Segundo, con Daniel pueden pasar dos cosas. O se olvida su asesinato, o lo hacemos brillar como memoria. Daniel pertenece a nuestra generación. Una generación que según todos dicen la tiene más fácil. Pero cuando suceden estas cosas uno no puede evitar dudar de esa afirmación.
¿Qué más quieren?, me preguntó mi papá hace unos años atrás mientras discutíamos. Y la pregunta me dolió tanto, quizás no por su contenido sino por la inmensa distancia que estableció. Había una lógica de Ustedes y Nosotros. Ustedes que están ahí exigiendo cosas, y Nosotros que se las damos. Nosotros que les preguntamos a Ustedes que más quieren.
Hoy bien podría decirle que eso es lo que queremos que no nos sigan matando. Pero hoy que el tiempo ayudó a calmar aguas, y hoy que mi padre ríe conmigo cuando le cuento que con las chicas en la Facultad vimos un chico lindo y que para su decepción y mi buenaventura es. Y que incluso conseguí su número. Hoy, con esos cambios, me doy cuenta también que no se trata de un  Ustedes/Nosotros. No, porque mediante este tipo de debates nosotros elegimos actuar. Nosotros elegimos querer cambiar el orden de cosas. Así que sepan desde ya que esta es una invitación a la alegría del hacer.
Si nos apropiamos del Nosotros por un rato podemos decirnos algunas cosas, casi como en la intimidad de una comunidad: De la comunidad que, multicolor como no podía ser de otra manera, constituimos y dentro de la que hoy queremos hablar acerca de la Homofobia.
Pero, ¿quiénes somos nosotros? Podemos esbozar algunas pistas, aunque no me anime aquí a nada tajante. Nosotros, a quienes la adolescencia fue robada. Nosotros, que fuimos expulsados de nuestras iglesias quizás. O que sufrimos porque además de fallar a nuestros amigos y a nuestros padres, le estábamos fallando a nuestro propio dios. Nosotros, que seguramente sufrimos horrores antes de salir del closet. O que aún no hemos salido. Nosotros que nos sentimos culpables por desear. Nosotros que soñamos sin fin con un príncipe azul en la soledad de nuestros pueblos. Nosotros, para quienes quedó grabada como un coro tenebroso que vuelve de vez en cuando la risa de un compañero de primaria o secundaria gritando fuerte Puto con un paisaje de risas a su alrededor. Nosotros, para quienes no se escribió Romeo y Julieta, que siempre quisimos otros Romeos, otras Julietas. Nosotros que nos dimos cuenta con horror, o, ojala sea siempre así, con maravilla que somos distintos. Esos somos, recordando que podemos sacar de tanto sufrimiento y tanta mierda junta que, en menor o mayor medida, hemos pasados. Y quizás lo mejor sea haber superado muchas de esas experiencias, haber vuelto de ellas, haber sobrevivido a ellas. Haber, en una palabra, aprendido de ellas.
Y es ahí donde se me hace inexplicable que nosotros señalemos con el dedo a quien nos discrimina. A esa persona, la culpemos. Vuelve mi cabeza entonces al enojo que tuve con mi papá luego de esa pregunta. Y de muchas más, y de muchas otras charlas, discusiones, gritos. Con culparlo no ganaba nada.
No, no habríamos aprendido nada si después de todo esto señalaramos a aquel que pretende herirnos con sus palabras, gestos, acciones. Somos nosotros quienes tenemos que entender que la Homofobia es una  fobia, basada en el miedo hacia lo distinto. Un miedo que se educa, se profesa y se legisla muchas veces. Así que hacia allí debe ir nuestra lucha… Tenemos que lograr entender al otro, buscar los mecanismos para que la homofobia no sea el pan nuestro de cada día en la sociedad. ¿De qué manera? Bueno, para eso estamos acá. Sepan que hay quienes en esta misma Facultad sueñan con generar una Secretaria de Genero y una SubSecretaria de Diversidad. Que ese puede ser un buen comienzo. Que todos tenemos que participar, intervenir, cambiar, transformar. La homofobia solo se irá de acá y de todos lados si nos animamos a ser visibles, y a demostrar que después de todo no hay nada que temer.

Ahora nomás queremos abrir debate, querer pensar, planear. ¿Cómo responderemos a los discursos de odio de parte de Estados, instituciones religiosas o medios de comunicación? ¿Cómo nos organizaremos para hacer lo que este día nos convoca a hacer: Luchar contra la homofobia?
Y en tren de hacerme/nos estas preguntas me queda una, quizás demasiado personal, pero necesaria: ¿Mi padre era homofobo?
La verdad, no lo sé. Pero si sé que fue más grande el amor que siento por él que el miedo que el pudiera sentir por mi condición sexual, o que la ofensa que yo pudiera sentir por sus expresiones. Porque la homofobia es eso: Es miedo.
Y estoy seguro que a nadie le gusta sentir miedo.

domingo, 13 de mayo de 2012

Los bichitos de luz de Seguí- Experiencias pedagogicas para multiplicar.




Desde hace un tiempo, en Seguí algo chiquito está sucediendo. Quizás somos pocos los testigos. Pero está sucediendo. 

Antes de julio del año pasado, la insistencia de la Seño Mery nos llevó a varios integrantes del Centro Literario a su aula de Tercer grado en la Escuela 61. Se trataba de pasar parte de esa tarde en un Taller de Cuentos junto a los chicos. Aquel día, armamos relatos a partir de imágenes recortadas de revistas. La experiencia fue buena, y cada chico creo su relato durante una primer hora. Mientras que durante la segunda, se dedicó a 'arreglarlo', ver si realmente decía lo que había querido expresar. Y así terminamos la cuestión sentados en ronda, leyendo lo fabricado por los chicos. Aplaudiendo luego de cada relato mutuamente.
Esa tarde me pareció fantastica. El Centro Literario viene trabajando desde hace rato con Talleres y sosteniendo medios de difusión de la Literatura, participando de otras experiencias y creando libros; pero por primera vez, una docente nos había invitado a compartir una experiencia de ese tipo. Es decir, nos había reconocido como actores sociales alrededor de la literatura.
Eso, en la realidad seguiense significaba mucho.
De todos modos, lo más interesante era que la cosa no quedaba ahí. Los cuentos iban a formar parte de un libro artesanal fabricado por los niños junto a sus familias. Cada chico había escrito un relato junto a su familia y lo había traído a la escuela. Su maestra los había recopilado, y luego había creado el espacio para que los chicos escribieran sus propios relatos. El resultado fue un hermoso libro de cartón y cartulinas, titulado “Cuentos en familia”, que reunía todo lo trabajado más las imágenes a partir de las cuales se había hecho aquel taller. Obviamente, que el Taller permitió vivir de cerca con Mery el proceso y volvernos en cierta manera cómplices de aquello.
Tal es así, que no me sentí desprendido de la experiencia. En vez de eso me sentía más embuido en ella.
Por eso, cuando Mery me dijo que existía la posibilidad de participar de un Concurso como “Juntos por una Argentina lectora”, no dudé en embarcarme. Así fue que durante dos semanas, para cumplir con los requisitos del concurso, practicamos diversas formas de lectura dentro del grupo. Anotando cómo reaccionaban los chicos, y resumiendo toda la experiencia en un trabajo final. Trabajo que se llevó el primer premio a nivel nacional.

Bueno, ahora, con cierta distancia, elijo escribir sobre eso. Lo elijo porque mi Profesor Mauricio me invitó a colaborar con esta publicación tan interesante que implica a docentes creando sus propios medios para hablar de sus temas. Y este me parece un buen tema para hablar. Lo hablo como alguien que terminó sin querer metido en esa experiencia. Porque ganar aquel concurso no signficaría nada si no nos hubiese parecido imposible hacer algo así desde Seguí. ¿En qué cabeza cabía que nuestro pueblo, tan poco adepto a darle un lugar social a la lectura, reaccionaría tan bien a una experiencia de este tipo? Y digo reaccionaria, porque durante el trabajo necesitamos de gente del pueblo que se prestó de buena gana a jugar, a darnos información, a hablar.
El concurso se ganó y dieron ganas de hacer otras cosas, como organizar por primera vez la Maratón de lectura desde la Escuela primaria. Que chicos de sexto grado vinieran a leer a los del turno tarde, que dedicaramos un día a pensar la lectura. A abrir las siempre tan cerradas bibliotecas.
Eso permitió que con Araceli nos fuera factible soñar un Taller literario para los niños de Seguí. Un Taller organizado desde Agmer Crespo-Seguí, que nos ayuda a crear, a darle, un lugar a la literatura para chicos.
Leer es una experiencia compleja. Y eso estamos entendiendo en Seguí ahora. Que la Literatura exige ser entendida como Literatura, no le pidamos que sea moralizante, que tenga buen gusto, o que enseñe las tablas. La Literatura es eso, es lo raro, lo que está al borde, por tirar algunas palabras, de las cuales siempre se esquivara. Porque ella es indefinible. Se trata de aventurarnos a leer un cuento sin tratar de explicarlo, de corregirlo. De buscar fundamentos que avalen propuestas pedagogicas que tomen a la Lectura como la experiencia social que es. Animarnos a leer a Graciela Montes, Ana María Machado, Laura Devetach, ver que nos dicen sobre la literatura infantil en la sociedad y en el aula. Animarnos a ver de qué se trata eso de “Gramatica de la fantasia”-libro que, dicho sea de paso, me compré luego de ver la cita en esta Revista-.
Quizás suena a suplica esto que escribo, porque en cierta manera lo es. Cuando yo iba a la escuela primaria, este tipo de espacios no existían. No teníamos un “Espacio de lectura” como el que mantenemos con Mery los viernes a la mañana, donde se lee autores como Bodoc, Walsh, Basch, y tantos otros, para los chicos. Y cuánto bien nos hubiera hecho.
Ayer, con Araceli, estabamos en la Biblioteca de Seguí preparando algunos Talleres siguientes y escribiendo sobre la fabricación de libros artesanales en el Taller. Estabamos en eso cuando encontrámos una poesía de Laura Devetach que decía:

El bicho de luz
engaña
se convierte en ascua
camina en las sombras
como si fumara.
Nunca soples
un bicho de luz.
Puede convertirse
en un incendio.

Y esa advertencia de Laura me parece que es de esas que se han hecho para ser rotas. Para que como niños haciendo una travesura, vayamos y soplemos los bichitos de luz un poquito. Y veamos el incendio, el hermoso incendio que se provoca. Como el de los bichitos de luz de Seguí.

Bicho de luz


El bicho de luz
engaña
se convierte en ascua
camina en las sombras
como si fumara.
Nunca soples
un bicho de luz.
Puede convertirse
en un incendio.
                                        Laura Devetach

viernes, 11 de mayo de 2012

El rancho ladeado aguanta
cruje, se estira,
entra el viento
y se tensa temblando en un rincón.
Se corre el techo,
vuela una chapa, shhh,
nadie grita.
Ahora es una correntada
el aire. Cuando amaine,
volver el techo, encontrar la chapa.
Acomodarse.
                   
                                             Damian Ríos 

lunes, 7 de mayo de 2012

Rafael Alberti y el río Paraná (I)



Canción 1
¡Qué tangible aparición!
Revelada maravilla.
Hay realidad que es más sueño
que el que inventa la vigilia.

Al bañado le ha salido
un pulmón de sangre tibia.
Beben en él los caballos
sangre de la tierra, tibia.

Tibio el aire, eleva barcos
sobre el agua suspendida.
Las vacas bajan del cielo
a beber la sangre tibia.

Es el otoño y la tierra
me nace desconocida.
No sé si es verdad o invento
de mis ojos lo que miran.



Canción 7
Se ha roto el río.

Pedazos de espejos rotos
navegan por todas partes.

Van espejos con caballos.
Espejos rotos, con árboles.

Se ha roto el río.

Desazogados cristales
rotos, azules y verdes,
que no podrá juntar nadie.

Se ha roto el río.

Y el cielo, roto en el aire,
no sabe ya en donde verse,
en donde, roto, mirarse.

Canción 22
Entro la noche, y pensaba
ser yo quien entraba y no
ser la noche quien entraba.

Canción 33
Hoy quiero soñarte, río,
más pequeño.

Igual que el Guadalquivir,
o más chico, como el Duero.

Y todavía más chico,
más pequeño.

Lo mismo que el Guadalete
de mi pueblo.

Río que sueña en ser mar,
debe ser mar, si es su sueño.

Déjame así que hoy te sueñe
más pequeño.


Rafael Alberti, Baladas y canciones del Paraná
-Las fotos fueron todas sacadas del grupo de Facebook El Paraná no se toca!-

viernes, 4 de mayo de 2012

Para que la piedra sea piedra


Para devolver la sensación de la vida, para sentir el objeto, para que la piedra sea piedra, existe lo que se llama arte. La finalidad del arte es la de dar una sensación de objeto como visión y no como reconocimiento; el procedimiento del arte es el procedimiento del distanciamiento y el procedimiento de la forma difícil, que aumenta la dificultad y la duración de la percepción, ya que el proceso de percepción en arte tiene su fin en sí mismo y debe ser prolongado; el arte es una manera de experimentar el devenir del objeto, lo que ya ha alcanzado su fin no le interesa al arte.
Sklovsky, citado por Todorov en Crítica de la crítica 



Paso a nivel en Chacarita

Los chicos ponen monedas en las vías,
miran pasar el tren que lleva gente
hacia algún lado.
Entonces corren y sacan las monedas
alisadas por las ruedas y el acero;
se ríen, ponen más
sobre las mismas vías
y esperan el paso del próximo tren.
Bueno, eso es todo.

                                          Fabián Casas

jueves, 3 de mayo de 2012

[La Catástrofe - Ana Porrúa]

Me levanto a mitad de la noche con mucha sed.
Mi viejo duerme, mis hermanos duermen.
Estoy desnudo en el medio del patio
y tengo la sensación de que las cosas no me reconocen.
Parece que detrás de mí nada hubiese concluido.
Pero estoy otra vez en el lugar donde nací.
El viaje del salmón
en una época dura.
Pienso en esto y abro la heladera:
un poco de luz desde las cosas
que permanecen frías.

"A mitad de la noche", El salmón, 1996

En la poesía de Casas hay siempre un desajuste entre el poeta y lo que mira; a veces se trata de una torsión temporal, otras espacial, como si algo hubiese quebrado y literalmente hubiese desparecido.  Un tiempo y un lugar a los que se vuelve para descubrir que el regreso, la recuperación es imposible. El poeta es en estos casos el que detecta la alteración mínima o máxima de un continuo, ciertos cambios bruscos de estado y abre el espacio de la desesperación o catástrofe (son sus términos). Entonces, el que testifica (y lo hace a título personal pero también como la voz de una generación) abre su primer libro con una cita de Tita Merello, que podría ser un guiño populista y nada más si no fuese porque es un hilo que sigue apareciendo en éste y en los textos posteriores de Casas: "El ejército más grande del mundo lo forman los pobres, los enfermos y los desesperados". Si quisiéramos rearmar la línea que despliegan los poemas, en Tuca (1990) esto se presenta bajo una flexión casi íntima: la desesperación aparece como motivo autobiográfico. Sin embargo en "Final", el poema que cierra el libro, leemos: "pero convengamos que esta falsedad/ de tensar los poemas con una catástrofe/ se ha convertido ahora en mi segunda naturaleza" (p. 39).
La poesía de Casas se escribe en un borde extraño y este cruce entre la presencia muda de los objetos o las escenas y una subjetividad que se tensa hacia la desesperación, hacia la catástrofe y produce una forma peculiar, distinta (algo distanciada) de sentimentalismo. En El Salmón (1996) aparece una versión de la frase de Tita Merello que viene del otro extremo en todo sentido, ya que es una cita de la Ética de Spinoza: "La desesperación es la tristeza que nace de la idea de una cosa futura o pasada con respecto a la cual no hay más razón que dudar". Y luego, en "Hegel", un poema del mismo libro leemos: "Me pregunto si la desesperación/ es igual para todos. /Si Hegel, cuando se sintió morir / se sintió realmente morir / o intuyó una síntesis implacable /más allá de su cuerpo. /De todas formas, se hace difícil /no vivir en el miedo; /conozco gente que desea ser amada /y gasta su tiempo en los flippers." (p. 23)
Ese desajuste que permite la aparición de la inquietud suele ir más allá de lo biográfico o lo individual e incluso cambia de signo, de la desesperación a la catástrofe.  Así leemos en "Fritura" (El hombre de overol y otros poemas, 2006, pp. 13-14):

La película de terror
dice que los insectos
en su larga evolución
se construyen
a imagen y semejanza
de su depredador
te alineás o te alineás

Puede ser,
pienso en el matrimonio
de mis viejos,
en Facundo & sus perros;
todo bajo el ruido a fritura de la lluvia

te alineás
o no te alineás;
si no lo hacés
gastarás
pólvora en chimangos

y el hombre de camisa hawaiana
va a seguir parado en tu puerta,
fingiendo leer el diario que apoya
sobre el techo de un auto

te alineás o no te alineás:
No porque el patrón no quiere que le de más agua.
No porque el patrón no quiere que le de más agua.


El poema comienza con un argumento científico aparecido en una película de terror (o de cine catástrofe). No se trata de una premisa afirmativa sino más bien de la comprobación de una hipótesis en un campo, el de la biología, a pesar de la degradación que supone "la fuente". El sujeto es presa de la analogía inicial no como determinación de origen sino bajo la forma de un proceso: en ese relato del principio -en ese "génesis"- hay una forma colectiva de la experiencia, enmascarada  en el uso del imperativo. No hay más opciones que las anunciadas: "te alineás o no te alineás". Pero en "Fritura", además, la alineación está planteada como un mandato que excede el campo de las elecciones. Alinearse no significa optar bajo la forma del compromiso, sino adaptarse. Hay una subjetividad individual y otra social o cultural que están desajustadas, que no pueden articularse. En la última -y específicamente en el poema "Fritura"- las condiciones materiales están recubiertas por condiciones biológicas de evolución (o por su caricatura, su hipérbole) y son lo externo al sujeto, a su experiencia.
Lo que se desata en este caso es una idea de la catástrofe que hace pie en una mirada paranoica: se apela al otro bajo la forma de la indagación sin interpretación, como invitación a leer aquellos signos del afuera que inquietan: "Pensá en esos que matan el tiempo/ acodados a las barras de los bares/ con sus vasos de vino, imperturbables.// Pensá en los esquimales/ y sus muchas palabras para nombrar al hielo/ que es bueno, que es malo; / que sirve y que no sirve para construir.// Pensá en los que se sacan fotos/ con el agua hasta las rodillas, / alzando entre sus brazos/ un pescado plateado e inmenso.// Pensá en ese chico/ esperando en la penumbra,/ que la madre venga a ponerle/ el almidonado guardapolvo" ("Costumbres", Oda; p.15). La sucesión de imperativos funciona marcando el momento de desconexión, de enajenación de la mirada: un hombre con camisa hawaiana, una madre y una niña que "se quedan/ en el rectángulo de luz del hall del edificio" ("Siete de la tarde en Horla City", Horla City, p.184), "Una vieja en la calle,/ limándose las uñas, ¿qué es?" ("Solaris", El hombre de overol...; p.8), son fisuras que desatan el miedo y ciertas preguntas que se repiten (con variaciones) en la poesía de Casas: "me preguntoen qué momento/ los dinosaurios sintieron/ que algo andaba mal" ("Esperando la aspirina",El Salmón; p.42), o bien: "si una estrella tarda millones de años en morir, /si después de la Gran Orden/ toda la luz regresa a su centro/ para suicidarse ¿Cuánto demora/ en desaparecer una familia?" ("Solaris", El hombre de overol...; p.8).
No se trata sólo de horror, presente en la figura del Horla, aquella "fuerza oscura" de la que habló a Casas Ricardo Zelerayán y recorre poemas desde Oda en adelante, hasta dar título al libro que reúne su poesía, Horla City y otros (2010). La desconexión también puede funcionar como una pequeña iluminación y, entonces, aparecen las figuras de los amigos de Boedo ("Los olímpicos", en El hombre de overol...; p.23), de la madre, fumando, descalza en medio del patio o escribiendo en el vidrio del sueño el día y la hora en que resucitará ("En el vidrio",Oda; p. 22); y, entonces, se recupera "La media hora de Elvis Presley" (El hombre de overol...; pp. 11-12), cuando el corte de luz que finaliza la transmisión del recital permite que ese mínimo segmento de tiempo destelle en la memoria; la desconexión permite, también, la aparición de lo que se salva tal vez, del pasado, como momento iluminoso e incide en el presente.

Ana Porrúa
En Caligrafía Tonal. Ensayos sobre poesía.