sábado, 23 de junio de 2012

Caperucita Violeta


Grabando desde el Taller Literario Infantil "Pájaros en la cabeza": La historia de Caperucita Violeta.

Erase una vez una chica a la que llamaban Caperucita Violeta, porque se había teñido el pelo de violeta.
Un día se cayó al agua y se destiñó el pelo. Entonces, todo el agua quedó violeto. Por eso, se puso a llorar, ya que se le había salido el color del pelo.
Su mamá le dijo que no se tiña más el pelo porque se iba a caer al agua, y se iba a volver a desteñir el pelo. Era un buen consejo.
Pero Caperucita seguía enojada, así que se fue a cruzar el Puente Colgante tan enojada como estaba.  Allí se encontró una Liebre. La Liebre le dijo que vaya a recoger flores y que tenga mucho cuidado.
Se encontró con que las flores eran malas. Malas porque mordían y estaban hechizadas. Las había hechizado una bruja.
La bruja era ni más ni menos que la abuela de Caperucita Violeta. Así que Caperucita Violeta, muy enojada, se fue hasta casa de su abuela. Golpeó, golpeó hasta que su abuela le dijo que chiflara y chiflara para que se pusiera feliz de vuelta. Pero, Caperucita seguía enojada.
En eso, vino un nene que se puso a jugar con ella para que se pusiera feliz. Y hasta se dieron un besito. Y Caperucita violeta se casó y fue feliz para siempre.
Igual, hay algo que no me queda claro...¿Qué pasó con las flores malas? Estas se secaron y pusieron felices, dejando de ser malas y la bruja se murió....

Fin

martes, 19 de junio de 2012

Fragmentos para exorcizar una mirada

VI

podía, al fin podía, soltar una lágrima
dejar caer las rosas
quitar los espejos
y cambiar las cortinas

podía, al fin podía,
vomitar un rato
sentir que no tenía piel
y que el viento me traspasaba

regar las plantas
leer unas hojas y
escribir mi agenda

pude,
de una vez por todas desde que te vi
pude
conjugar los verbos en pasado

ya me voy

sólo quería decirte antes
que si no te dije te amo
fue porque aún no aprendí
las palabras para decirlo



lunes, 18 de junio de 2012

Fragmentos para exorcizar una mirada



V


me exilie en todos los mundos posibles
y me mentí lejano y a salvo
me acurruqué en una cama cualquiera
y dejé que el sueño me dominara
aprendí de nuevo a traducir la lluvia en las ventanas

y esperé

así
me juzgué capaz de mirarte
sin temblores sin tormentas

y sin embargo
has regresado
no hay remedio
es de noche
y te deseo




viernes, 15 de junio de 2012

Celebración de la amistad / 2 - Eduardo Galeano


Juan Gelman me contó que una señora se había batido a paraguazos, en una avenida de París, contra toda una brigada de obreros municipales. Los obreros estaban cazando palomas cuando ella emergió de un increíble Ford a bigotes, un coche de museo, de aquellos que arrancaban a manivela; y blandiendo su paraguas, se lanzó al ataque.
  A mandobles se abrió paso, y su paraguas justiciero rompió las redes donde las palomas habían sido atrapadas. Entonces, mientras las palomas huían en blanco alboroto, la señora la emprendió a paraguazos contra los obreros.
Los obreros no atinaron más que a protegerse, como pudieron, con los brazos, y balbuceaban protestas que ella no oía: más respeto, señora, haga el favor, estamos trabajando, son órdenes superiores, señora, por qué no le pega al alcalde, cálmese, señora, qué bicho la picó, se ha vuelto loca esta mujer…
  Cuando a la indignada señora se le cansó el brazo, y se apoyó en una pared para tomar aliento, los obreros exigieron una explicación.
  Después de un largo silencio, ella dijo:

  —Mi hijo murió.

  Los obreros dijeron que lo lamentaban mucho, pero que ellos no tenían la culpa. También dijeron que esa mañana había mucho que hacer, usted comprenda…

  —Mi hijo murió —repitió ella.

  Y los obreros: que sí, que sí, pero que ellos se estaban ganando el pan, que hay millones de palomas sueltas por todo París, que las jodidas palomas son la ruina de esta ciudad…

  —Cretinos —los fulminó la señora.

  Y lejos de los obreros, lejos de todo, dijo:

  —Mi hijo murió y se convirtió en paloma.

  Los obreros callaron y estuvieron un largo rato pensando. Y por fin, señalando a las palomas que andaban por los cielos y los tejados y las aceras, propusieron:

  —Señora: ¿por qué no se lleva a su hijo y nos deja trabajar en paz?

  Ella se enderezó el sombrero negro:

  —¡Ah, no! ¡Eso sí que no!

  Miró a través de los obreros, como si fueran de vidrio, y muy serenamente dijo:

  —Yo no sé cuál de las palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque, ¿qué derecho tengo yo a separarlo de sus amigos?

martes, 12 de junio de 2012

Fragmentos para exorcizar una mirada

IV


            el colectivo está vacío
mientras la noche entra
en las calles paranaenses
las luces de los autos
de los semáforos
de las casas
pronuncian un baile secreto

me resisto a que el anochecer
tenga tu rostro

sábado, 9 de junio de 2012

Fragmentos para exorcizar una mirada

II


me acosté temprano, y de a poco incendie todo deseo
te imaginé besándolo, una y otra vez
hasta convencerme de que jamás conocería tus últimos secretos

me encerré bajo las sabanas
y quise lavar mis ojos de tu rostro
instruí a mi boca para que
dejara de temblar ante ti

pero mis ojos,
mis ojos verdaderos,
esos siguen ahí
posados en vos

evitaré parpadear

III


perdón si no te cubrieron mis manos
cuando me abrazaste anoche
temía que tu cuerpo le enseñara
a mi cuerpo ciego
las luces de un mundo
prohibido

Crónicas de Taller: Junio y las estrellas


Tomar una hoja. Dibujar una Estrella. Darle un nombre. Conferirle una historia.
Así de mágico.

Alberto era una estrella. Era muy linda y divertida y bailaba con su amiga y contó un cuento.
ingrid 


Ariel, escribió la historia de sus estrellas Juaja, Naho, Aja y Anonim:

Juaja fue a pescar a Buenos Aires en tren, y vio a su primo Aja. Cuando llegó al lugar que iba, bajó las cosas del tren y encontró a su otro primo Anonim. Fueron a  pescar los tres. Y Juaja vio a su otro primo Naho. Pescaron algo, todos fueron a la casa de Naho, hicieron los pescados y cada uno fue a su casa. 

Había una vez una estrella que se llamaba Araceli que vivía en el mar. Ella era muy amiga de los peces, tiburones, delfines y era muy linda.
Pasó un tiempo y unos tiburones malos querian comer a sus amigos y ella llamó a sus amigos tiburones y pelearon. La estrella Araceli les dijo a todos ¡BASTA! y hasta que charlaron. Lo único que querían era comida. La estrella le dio un poco de comida y se volvieron amigos y la estrella feliz estaba.
candela lopéz 
Narella, contó como es la estrella Axel:

Axel es muy lindo, divertido, cosquilloso y dicen que es feo. Pero a mí no me importa porque yo lo re quiero mucho. Él vive en una casa hermosa.

Viviana es una estrella loca que habla con las paredes porque nadie quería jugar con ella. Un día, fue una estrella y le habló. Desde ahí fueron muy amigas para siempre. Jugaban juntas, hacían todo juntas.
Un día su amiga se tuvo que ir, y ella quedó sola otra vez y volvió a hacer todo lo que hacía antes. Pero ahora tenía una amiga imaginaria y ahora ya no estaba tan sola como antes. 
abril

Guaz es una estrella muy amigable.
Cuando (.)_(.) ella ☼ mucho.
Hace dibujos muy lindos.
casandra

Había una vez una estrella lamada Emirena que vivía en el cielo. Que era era la mas iluminada, ella siempre siempre se movía de lugar, pero las otra no se movían para nada. La estrella Emirena de tanto que se movía llegó a la playa. Unos chicos la vieron y se subían al techo para mirarla mucho porque era la que iluminaba las caras de los chicos y las chicas.
martina franco

Quienes aún no saben escribir, o recién están aprendiendo a hacerlo, hablaron otras lenguas: 



Alejandrina, contó su historia en dos cuadritos:


viernes, 8 de junio de 2012

domingo, 3 de junio de 2012

Es definitivo.



Por vos siento algo que jamás sentí por otro chico.

Jamás sabrás lo bien que tu sonrisa me hace. 

viernes, 1 de junio de 2012

Comentario sobre un verso de Pizarnik

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

Hincarse a un costado de la cama, 
ahogar un llanto.
Querer recordar cómo se llora,
cómo se abren las compuertas de la mirada.
Caminar por la calle,
y sentirse aún adentro.
Ver al viento esparcir las hojas,
afuera,
ordenar el mundo.
Sentir la horrible angustia de existir.
Querer callarla, 
domarla, enjaularla.

Por las noches leo poemas de Pizarnik
como si rezara,
como si algo existiera.