viernes, 31 de agosto de 2012

arrullo



Conseguí Arrullos del Negro Aguirre y Francesca Ancarola.
Y el Negro me lo dedicó escribiendo " para que este arrullo acaricie tu alma luminosa".
Y estoy tan contento que tenía que publicarlo acá.

miércoles, 29 de agosto de 2012

¿Qué es escribir una vida?


Poesía viene del griego Poieo que signfica Hacer. Y eso es exactamente lo que hacemos viviendo: Hacer.
Un hacer creativo, mimético seguramente. Copiamos, tratamos de aprender a ubicarnos en este mundo. Pero nunca -jamás- dejamos de hacer poesía.
Escribir una vida es hacer poesía, es hacer mimésis, es hacer.
Y acá estamos nosotros, preguntandonos qué es escribir una vida.
¿Cómo escribiriamos nuestra vida? ¿En qué lengua lo haríamos? ¿Cómo daríamos cuenta de nuestro ethos? ¿Qué podemos decir si no sabemos cuál es el fin? ¡Qué ventaja tenía Plutarco que sabía ya cuál era el fin!

Vivir es un acto poético. Cada vez me convenzo más. Y lo anoto aquí, no vaya a ser cosa que se me olvide.

...Porque no escribimos historias, sino vidas...



lunes, 27 de agosto de 2012

último días de invierno

llegará el día en que salgas de la feria
y te encuentres llorando
mientras el viento enfría tu rostro
-lo suficiente para que oigas las lágrimas en la piel-
llegarás hasta el pequeño cuarto que alquilas
y caeras al suelo mientras lloras 
y gimes de dolor -o pánico-
y tendrás miedo
de que el agua finalmente inunde
la débil ciudad que has construido
y tendrás miedo porque no sabrás
si aún te queda el aliento de sus palabras
y te aferrarás a su recuerdo mientras
todo el cuarto te parece horrendo
y tendrás miedo y llorarás 
sin saber qué hacer
a excepción de escribir un poema horrendo
que igual publicarás 
(al fin y al cabo habla de él)
y tendrás miedo
porque nadie te ha explicado
cuánto tiempo se puede seguir amando a un muerto
y al fin dirás que está muerto
y tendrás miedo
de que algo más muera
y no sabrás si lo soportarás
porque la muerte es fría
como el piso de tu cuarto
mientras lloras
en los últimos días de invierno
la muerte que jamás lloraste

domingo, 26 de agosto de 2012

así eran los días en dos mil doce


leo a Katchadjian
                  Igualmente, el viejo sigue volando bien. De fondo, como proviniendo del cielo, se oye música cantada por una vieja.

entramos al túnel
la oscuridad frena la lectura

miro al chico hermoso que leía en un asiento del fluvial
está intentando hayar un poco de luz
se rinde
me mira

sostenemos una mirada cómplice
-¿sonrío?-

a un costado una pareja discute
todos parecen raros
en la leve oscuridad parecen horrendos
todos excepto el chico hermoso que leía
y que ahora pasa su dedo por su barbilla

respiro hondo
y repito
nada de esto es real
nada de estos es real
mientras salimos del túnel.

                  La música nos conmueve y nos hace lamentarnos de nuestra situación. 

viernes, 24 de agosto de 2012

Carta abierta a Agustín


Escribo desde la intimidad. Desde la noche cuasi silenciosa, y tratando de volver a los gestos más cotidianos posibles. Quiero escribir sobre algunas cuestiones de este ultimo tiempo. Sobre cierto camino, algunas preguntas, y algún que otro concepto robado al andamiaje de un momento vivido. 

 Y lo repito: Quiero escribir estas hojas desde una intimidad personal; una intimidad que rumorea con las palabras, sensaciones e imágenes de las personas junto a las cuales he vivenciado las experiencias que me llevana a este lugar, pero que también esta hecha de preguntas personales, de lecturas de la vida y de parpadeos. También quiero que estas hojas tengan en sí como único proposito un humilde y primitivo gesto: Poner sobre la mesa aquellas cosas que dan vueltas por el aire de estas experiencias.
Dentro de Paraná, una escuela. Dentro de esa escuela, por sobre (o entre) sus estructuras, su sistema, su burocracia, un niño. Y dentro de ese niño, una voz que dice que odia estar allí.
Este es mi punto de partida.


El viernes pasado, junto a chicos del Movimiento Cultural Pandora, surgido entre estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, realizamos un Taller de Literatura en una escuela paranaense.Lo hicimos con chicos de quinto grado, alrededor de treinta chicos.
A mí particularmente, me llamó la atención la presencia de Agustín, a un costado, sin querer escribir. Pregunté a Agustín si no quería regalarme un cuento esa mañana. Ante lo cual su respuesta siguió siendo No. Por ello, decidí antes sus ojos llevármelo hecho cuento. Así que comencé a relatarlo. A hacerlo nacer en el Había una vez un niño llamado Agustín...
De esa experiencia pequeña, de ese mundo que construimos con Agustín alrededor de su negativa nació un cuento que guardo en mi Cuaderno de Apuntes como una preciosa pieza de este camino. Pensé mucho en incluirlo en estas hojas; pero creo que merece estar quedar en aquel mundo construido.
Lo importante es que Agustín me dijo que odiaba estar allí. Y algo tenemos que hacer con eso.

Carta abierta a Agustín o Hacia una Didáctica de los vínculos 

Algo ya conté arriba, pero igual te lo digo Agustín: Te escribo porque me has puesto en el lugar más incomodo para mí, en aquel al cual rehúso o escapo. Me has obligado a sentarme en mi intimidad. En donde las preguntas se hacen más vividas, donde la noche parece aún más honda... 
Quiero decirte tantas cosas que no sé como. Y ese es otro problema Agustín, me has hecho enfrentarme con el silencio devuelta. Porque, no sé si a vos te pasará lo mismo, pero para mí la intimidad siempre es silenciosa. Y el silencio carcome, obliga a pensar. Obliga a buscar las palabras. Y no, ellas no son fáciles.
No creas Agustín que con esto, te culpo por esta intimidad incomoda en que me has ubicado. Creo, en cambio, que debo agradecértela. Uno anda por ahí tan seguro de abrir o cerrar los ojos que no sé da cuenta de cuán necesario es parpadear. Linda imagen, ¿no?: A veces necesitamos parpadear. Es de un poema de una gran poeta que encontré en una antología barata.

Pocas veces el ojo
es honesto consigno mismo.
Precisa la ficción
como el aire la boca.
El sueño ve
cosas que el ojo
ni imagina.
La honestidad no se reduce
a abrir
o cerrar los ojos.
Parpadear debería ser constante

[Irene Gruss]

Sí Agustín, esa es la palabra más verdadera para describir lo que me pasó desde que salí de la escuela hasta hoy: Parpadee. Por eso me gusta tanto la Literatura, nos dice la verdad más honda. Hace como que nos miente, nos engaña, toma caminos largos, y al fin termina siendo esa verdadera forma de decir el mundo. Estas son las cosas que siempre me han obsesionado Agustín... Por eso no puedo evitar pensar en vos y todo lo que me dijiste, en todo lo que escribimos juntos.
¿Sabes? A mí me gusta la vida. Antes no me gustaba, pero ahora calculo que sí, que me gusta. Pero no creo en casi nada de lo que hay en este mundo. Salvo en las palabras. No puedo evitar sentirlo así, para mí son lo único de lo cual estoy seguro que existe en este mundo. Por eso Agustín me interesaba tanto que te rozaras con ellas. Ellas son escurridizas, lo sé. Son demasiado invisibles a veces. Lo sé Agustín, me han hecho llorar de invisibles. Y sin embargo, ellas ordenan el mundo. Nos lo dan, nos lo dicen. Eso las hace hermosas también. ¿Por qué te digo esto? Porque sé muy pocas cosas en esta vida, y por lo tanto no sé muy bien que cosas hacer para que esta vida sea menos salvaje y más humana, para que este mundo sea más habitable. En fin, no sé que hacer ante ti Agustín. No sé como responder a ese odio que me dijiste tener. Y te repito Agustín, esa no es tu culpa. Es nuestra. Podría culpar a cientos, desde estado a escuela, Agustín, pero aquella mañana yo te dí mi nombre, no el estado, no la escuela, te dí nombre y por tanto elijo asumir esta culpa. Y la asumo en plural Agustín, porque me siento hermanado con otros que piensan que algo debe hacerse con este mundo. Que no podemos darte la espalda Agustín. Ni a vos, ni a los muchos niños que sin saberlo eres. Es nuestra culpa Agustín.
Por eso me siento con vos, por eso te convoco al tratar de decir algo sobre la experiencia del viernes. Porque necesito aprender de vos. No sé nada de Didáctica. Pero creo que de vos, y de los muchos niños que eres, puedo aprender una didáctica verdadera. Una didáctica de los vínculos, así me gustaría llamarla.
Pero volvamos. Yo creo en las palabras nomas. Son todo lo que tengo. Y tu me dices que no quieres escribir porque odias estar allí. Yo creo, yo estoy convencido, de que las palabras pueden ayudarnos a habitar el mundo. Por eso Agustín insistí tanto. Y aunque me digas que no, escribimos al final.
Y acá estoy, e la intimidad escribiendo, tratado de pensar. Y como estoy solo no puedo evitar ver mis monstruos a los costados. Porque no te creas Agustín que tú nomas tienes cosas que odias. Todos tenemos monstruos, y uno trata de llevarlos lo mejor posible. Pero la cuestión sería, ¿Realmente odiamos, Agustín? No sé....¿el odio existe? Y si existe, ¿qué hacemos con una palabra que ya no nos gusta?
Porque me cansé, Agustín, de la palabra Odio y las barreras que impone. Seguramente en el fondo vos también...
¿Y si te enseño otra palabra? O mejor, ¿y si inventamos otra, juntos? Quizás por ese lado.
Te cuento Agustín que, además estuve todo el fin de semana leyendo y releyendo. Artículos, entrevistas, conferencias, capítulos de mis libros más preciados sobre la Literatura y los Niños. Tantas cosas había mirado sin ver en ellos, Agustín... Tanto me había faltado en lo que reparar.
Mira, por acá hay algo que está bueno, es de Graciela Montes cuya reflexión amo profundamente:

"Por ahora no parecemos encontrarle el sentido a este mundo nuevo, como no sea excluir y consumir, que no parece ser un gran ideal de vida. Y vincularnos con la infancia es muy difícil si no encontramos un sentido; al fin de cuentas, la crianza ha sido siempre eso: el traspaso del sentido de la vida. Hoy hay una pregunta nueva: ¿seremos capaces de proteger a nuestros niños de los vientos feroces del mercado?  O sea, ¿seremos capaces de tejer redes, leyes, instituciones y conductas cotidianas que los cobijen y, a la vez, los hagan mas resistentes?, ¿tendrá sentido volver a educarlos para que sean ciudadanos libres, o alcanzará con que sean obedientes consumidores? Y también, ¿seremos capaces de hacer eso por todos los niños? ¿o solo educaremos al príncipe? En el fondo, ¿elegiremos la responsabilidad social y el gesto solidario, o adoptaremos la forma de vida que nos propone la ley del rédito del mercado, hecha de competencia, codicia e indiferencia?"
[Graciela Montes, "La infancia y los responsables"]



¿Te gustó? Creo que no te interesaría, pero está bien. Ojalá nunca hubieramos tenido que sentarnos a pensar en estos terminos. Como pensar que ese Taller fue un acto de resistencia. ¿Que qué es resitir? Umm, bueno, digamos que es como querer caminar contra el viento. O más que querer, es caminar contra el viento. Y además es también no cruzarse de brazos Agustín. Por eso no me iba a ir sin ninguna palabra tuya. Ya hay demasiadas cosas no dichas, ya hay demasiada gente sin voz Agustín como para sumarte a la lista. 
Sé que no leerás esto, pero está bien también. Te nombro, tengo tu nombre al costado de cada oración porque lo necesito. Porque necesito tu nombre, tu rostro, para caer a tierra y no olvidarme que cuando uno piensa en Niños no se trata de cosas abstractas que andan por ahí. No, a partir de ahora Agustín, tú serás la palabra Niños para mí. Ahora me pregunto, ¿debería pedirte permiso para que seas mi significado de la palabra Niños? La verdad no lo sé, no sé como funcionan estas cosillas del lenguaje...
Estoy un poco más alegre. Digo, veo que podremos resistir, que la tristeza que sentí cuando me hiciste parpadear fue necesaria. Y aún la siento. Pero, te cuento, quiero hacer algo con ella. En este caso, escribir esto. Cambiar ideas en el Taller infantil. Planear otro taller en tú escuela. Es lo mejor que uno puede hacer con los sentimientos. Alguna tarde haceme acordar que tengo que escribir algo sobre eso: Sería algo así como Politizar los sentimientos.  

Es linda esta sensación de haber recogido algunas cosas del camino. A ver creado ciertas palabras, ciertos conceptos con los que caminar; pero sabiendo que al fin de cuentas no se sabe nada.
Porque tengo miedo además Agustín. Miedo de perderme, de equivocarme, de mentirme. Y viste que uno siempre piensa que el miedo es innecesario, que nos hace mal. Pero ahora no...Pienso que está bien que sienta ese miedo.
Sabía por cierto que si me ponía a escribirte iba a irme por cualquier lado. Y eso es lo que pasó. Pero antes de dejarte (capaz otro día te escribo devuelta, no sé) quiero concluir algunas cosas.
A ver, ¿qué tipo de conclusiones sacar?
Tomo una idea que pasa por el aire: Agustín, no eres propiedad privada. Tenemos que sentirte nuestro. Tenemos que sentir a la niñez como una cuestión de todos. Es difícil, pero no importa. Comencemos.
Otra idea se quiere escapar: Ningún conocimiento se va a construir en este mundo inhumano si no es a base de vínculos. Necesitamos una didáctica de los vínculos. No va a estar en la Universidad, por supuesto, salgamos a la calle a buscarla. Exploremosla, fundemosla. Ni nos quejemos de que no está. El sistema no nos va a ofrecer jamás una didáctica así de verdadera, hagamosla nosotros y punto.
Una más: El arte sigue pareciendo inocente. Pero no lo es. El arte es poderoso, grande, inmenso, y único. Pudimos sentarnos juntos Agustín por el cuento que nos unía. El arte es más poderoso de lo que me sospechaba.
Salieron lindas las conclusiones me parece.... Me alegran, Agustín. Me hacen sonreír.
Ya me voy, ya te devuelvo a de donde sea que haya sacado tu nombre esta noche.  Antes quería decirte que cuando la otra mañana te decía que escribas cuando te sentís mal, no mentía. Escribir, Agustín, me salvó la vida. No hablo de la vida de carne y hueso, que esa la tengo no sé por qué; sino de la verdadera vida, esa que se ve con los verdaderos ojos, esa que construimos nosotros en nuestro paso por el mundo. Escribir me salvó esa vida, me dejó tenerla y mantenerla. Y no sabes cuán orgulloso estoy de ella Agustín.
Por cierto, cuando te dije eso ya nos íbamos y vos no me dijiste que no. Tampoco que sí.  Pero te quedaste sonriendo. Capaz me equivoco, pero para mí que esa era tu manera de decir que sí, que bueno, que lo ibas a tener en cuenta. ¿O no?






Apenas

No. No escribí esos poemas para vos.

Decir palabras es mentir. Mirarte y decir, por ejemplo, que tus ojos tienen algo de luz, algo de río. O incluso decir que tu cuerpo parece una calle mojada por la más tibia de las lluvias de agosto.

Decir palabras es mentir.

Yo sólo decir palabras, y apenas mentir.

El problema es que estas mojado y te miró y es agosto y llueve y yo sólo sé decir palabras y, apenas, mentir.

lunes, 20 de agosto de 2012

Dos poemas / Héctor Viel Temperley



El árbol
No hice un río en la tierra
ni he sudado
al sol lo necesario.
No he cavado, no he roturado, no he plantado
un solo árbol.
No lo he visto crecer desde mi pala,
no lo he visto nacer como hembra joven
llenando de ojos verdes
y húmedos
todo el viento.
No lo puedo mirar
como costilla mía,
mi puño en el hondón
que me deja en el pecho.
No puedo pedir sombra para mí, todavía.

Hay unos sauces quietos
Hay unos sauces  quietos
como yo,
desde hace horas.

Pero las hojas de un olmo
-como por un hilo
unidas al olmo
y, sin embargo,
toda la luz del olmo-
se conmueven y brillan
en cuanto sopla el aire.

Sin tocar con sus hojas
ni molestar a nadie,
un único olmo se estremece y baila
por el hombre y los sauces,
quietos desde hace horas.





miércoles, 15 de agosto de 2012

Mamíferos sin pelo


–¡No me gustan más así! No es tan complicado. Somos mamíferos sin pelo. Necesitamos oír una voz cariñosa, necesitamos dormir abrazados. Si además se puede charlar sobre Pushkin, bárbaro. Pero el amor es otra cosa.
–¿Qué cosa?
–El amor no sirve para evitarte el trabajo de salir a la estepa cada día, a enfrentar a la muerte solo. El amor es un mandato que viene de la especie, no del individuo, y te ayuda en la medida en que te susurra que eso que va a desaparecer, tu yo individual, a fin de cuentas no es lo más importante.

[Gonzalo Garcés, El miedo amoroso de Dostoievsky]

miércoles, 8 de agosto de 2012

Apuntes para mover un elefante (V): Politizar los sentimientos


¿Escuchan Sigur Ros? Es una banda islandesa. Dicen que hacen post-rock. La cuestión es que sus temas están buenos para cuando uno quiere dejarse fluir. Como yo ahora. Una amiga dice que uno elije las cosas que va a hacer. Y siempre discutimos sobre si uno elije o no enamorarse. O más bien, si uno elije o no sentir algo. Al respecto, hace poco, llegamos a un acuerdo: Uno quizás no elije sentir ciertas sensaciones, pero está en uno la posibilidad de seguir sintiéndolas o no. Sé que nuestra teoría de entre casa es muy discutible. Pero se me viene a la mente ahora para explicar esto.
Y es que pongo los temas de Sigur Ros y comienzo a escribir esta nota, sabiendo que estoy eligiendo sentir esto. No es angustia ni tristeza, pero si una preocupación o una necesidad de observar largamente algo. Y lo hago en una especie de ceremonia intima.
Y como estas páginas sirven para preguntarnos, para pensar las relaciones de política y juventud, y en fin de cuentas, para tratar de saber cómo mover el elefante, elijo colocar esa sensación aquí.
Hasta acá, ¿de qué hemos hablado? Al principio, de algunas certezas y dudas que nos permitían poner una tierra firme sobre la cual hacer este camino. Algunas certezas de ese entonces eran que somos jóvenes, que pertenecemos a una generación. Y que queremos hacer algo. También poníamos en cuestión que nuestro deseo de huir de la realidad -por darle nombre a la sensación- no era un deseo irracional o inocente. Sino que se trataba quizás de una actitud política.
Luego, en el camino, hubo cosas que observar: La toma de la UADER -vaya el más hondo de nuestros gestos a esos estudiantes-. la necesidad poética -¿de qué otra forma podía ser?- de habitar el mundo y las estrellas, o sueños, o esperanzas, que nos dan un cielo para el camino.
Entonces podríamos agregar otras certezas a aquellas primeras. Certezas del tipo: No estamos tan mal por dentro como generación. Nos lo dijeron tanto que hasta nos lo creímos nosotros. Pero procesos políticos tan interesantes y hermosos como el sucedido en el pedido de Normalización de la UADER nos demuestran que no es así. Así que aquí una certeza. Busquemos otra: Hay una fuerza poética que nos permite habitar el mundo, algo más allá de lo que vemos nos hace coherente estar vivos. Algo de lo que quizás -seguramente- no tenemos la mínima idea qué es. Pero algo a lo que a través de cosas tan mágicas como la poesía nos asomamos. Y otras más: Necesitamos estrellas para iluminar la noche. ¿De qué otra manera veríamos más allá del elefante que nos atraviesa?
Sé que estas conclusiones parecen tontas. ¿Qué decir al respecto? Bueno, nada, son conclusiones de un camino y tratan de ser reales. Tratan de ser honestas. Y son elecciones también, por qué no. Se trata de haber elegido caminar de esta manera.
Así que aquí estamos con nuestros apuntes. Llegados a una parada demasiado compleja. La cual traté de evitar, pero que hoy elijo nombrar, elijo poner la música de Sigur Ros, abrir la hoja en blanco y tratar de desmenuzarla. Se trata del lugar que ocupan los sentimientos en todo esto.
Y hablo de ellos porque los encontré en el camino. Tan perdidos ellos, como de costumbre. Los encontré el viernes por la mañana, dando un Taller en la Escuela Hogar cuando Agustín escribió conmigo un cuento. Los encontré después de mucho tiempo ese día. Y fue fuerte, debo decir. Incluso días después tuve que encerrarme a tener mi catarsis de aquel momento, de cómo Agustín me había demostrado nuevamente la fuerza transformadora de la Literatura puesta al contacto, al roce, con los niños. Y desde ahí, desde esa mañana, se me han seguido presentando demasiado evidentes. Estaban sin peinar siquiera cuando el sábado a la tarde, durante el plenario de Barriletes, volvieron a aparecer. Tal es así que cuando finalmente me dispuse a leer Dario y Maxi. Dignidad piquetera. -sobre el asesinato represivo de estos dos piqueteros en Avellaneda en junio de 2002- llegó un punto en que me tomaron por completo y se expresaron. Tuve que parar la lectura y llorar cuando militantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados Anibal Veron relataban que Dario al  volver al lugar donde estaba el agonizante Maxi, consciente del peligro que corría, un peligro que le costó la vida, lo hizo por todos y lo hizo en nombre de una generación.
Entonces supe que debía escribir este mes sobre los Sentimientos. Y la necesidad enorme de que ellos formen parte de cualquier proyecto político-social que tengamos. Ya que mover el elefante implica organizarnos y eso implica una acción puramente política. Y quería apuntar eso: Para mover el elefante necesitaremos a los sentimientos.
Nombrados, presentes, puestos sobre la mesa.
Y así, una vez que los tengamos con nosotros podremos comenzar a darles forma. Darles contenido, parte, en la acción. Sí, necesitaremos politizar los sentimientos. Tenemos que hacer algo con la tristeza, como la tristeza de los compañeros militantes del MTD ante el asesinato de Dario y Maxi convertida en más acción, en una toma de voz, hecha ese increíble material que es el libro que mencioné. Tenemos que hacer algo con la alegría que nos queda o que podemos fabricar. Contagiarla quizás, contagiar la alegría del hacer por ejemplo. Y hacer algo con toda la esperanza que tenemos sobre el mundo.
Creo que así me gusta, esta teoría de entrecasa de la que podemos hacernos para el camino: Politizar los sentimientos. Creo que le pediré a Juan que agregue un correo arriba de la nota, así vamos viendo quienes se suman a politizar los sentimientos. Necesitamos ese camino, y esa lucha, en Barriletes.

para Barriletes
Agosto 2012

lunes, 6 de agosto de 2012

borrador

y de golpe tengo ganas de vomitar
y pienso que estoy en un lugar extraño
acostado con un desconocido
pienso en mis padres en el alquiler en la carrera
en los proyectos en lo que creo en las palabras
y de golpe tengo ganas de vomitar
y siento que falle de nuevo
que jamas podre complacerme
que jamas lograre estar en paz
y de golpe tengo ganas de vomitar
y el desconocido se va
pero aún siento demasiados extraños
mirando mirandome

-Poema 6-

se vuelven adictos
y entonces todo es horrible
y hay que sacrificarlos
con dos o tres palabras
que disparen al
corazón

-Poema 5-

-vos
       (porque no llegas a ser tú)
dijiste que
las palabras son horribles
y advertiste sobre lo horrendo
de vivir de palabras
y fue fácil
solo ir tocarte oirte hablarte
y saber que eras solo
intentos de
palabra

ojala la gente no tuviera rostro

viernes, 3 de agosto de 2012

-Poema 4-

¿escribis?
recién pongo la pava
llego
me ubico entre sus piernas
río -¿por qué preguntas?
tantas palabras por ahí
-si escribo
acaricio su pelo
me besa
me hace preguntas
lo acaricio despacio
por qué lo haces

-necesito hacerlo
ojalá no escribiera
pero es
como si -pongo mi mano en su cabeza-
se te instalara alguien acá
y tuvieras que tratar de sacarlo
sí o sí
así

nos miramos

-escribo porque necesito hacerlo
la vida sería más fácil
si no escribiera

me abraza contra
su cuerpo
que es tan lleno de brazos
que es tan fuerte
que se siente humano
en la noche