II
me acosté temprano, y de a poco incendie todo deseo
te imaginé besándolo, una y otra vez
hasta convencerme de que jamás conocería tus últimos secretos
me encerré bajo las sabanas
y quise lavar mis ojos de tu rostro
instruí a mi boca para que
dejara de temblar ante ti
pero mis ojos,
mis ojos verdaderos,
esos siguen ahí
posados en vos
evitaré parpadear
III
perdón si no te cubrieron mis manos
cuando me abrazaste anoche
temía que tu cuerpo le enseñara
a mi cuerpo ciego
las luces de un mundo
prohibido
No hay comentarios:
Publicar un comentario