Taller 08-11-2012
Para controlar medianamente nuestra vida, catalogamos o ponemos un
nombre a absolutamente todo: cosas, relaciones, etc; pero hay veces en que se
producen sucesos, o sentimos, o tenemos sensaciones que no podemos encontrar la
palabra exacta para describirlos.
Por eso, por medio del lenguaje que
todo lo puede, tratamos de aproximarnos a esas ‘cosas’ que pasan, y es un modo
de sentirnos más tranquilos. La literatura es una buena herramienta: podemos
encontrar las palabras más cercanas posibles, o bien las palabras justas de los
que queremos decir.
Siempre nos hablan de libros, cuentos, autores y de más, pero nunca
nos hablan de la literatura en sí. Para qué sirve, por qué existe, cuál es su
lugar en el mundo.
Hay una frase muy popular que puede
ayudarnos a entender de qué se trata la literatura y dice así:
Juguemos
en el bosque,
mientras
el lobo no está.
Mientras
el lobo se mantiene lejos tenemos un momento para jugar, para crear, para
establecer nuestras propias reglas de juego, siendo conscientes que estamos
jugando. La literatura es ese espacio
que se mantiene en el borde de lo exterior y de lo interior. Es esa frontera
que está en constante tensión con ambos planos; pero es una frontera en la cual
las reglas son diferentes.
El mundo existe por medio de las
palabras, todo lo cotidiano se nombra, todo tiene nombre, y una referencia, a
diferencia del mundo ficcional, en el cual no existe referencia alguna, lo cual
no implica que sea verdad o mentira lo que se encuentra en los cuentos o en los
relatos, simplemente por el hecho de que no se refiere a nada de este mundo. Es
otro plano, lo que provoca incertidumbre al lector o al escuchador. Es y no es
al mismo tiempo: es porque lo conocemos por medio del lenguaje, entonces es en
el mundo, y no es puesto que no podemos relacionarlo con objetos de
este mundo.
Eso es lo que quiero que logren,
entender que la literatura se encuentra en
esa frontera, que no es un todo yo ni tampoco un todo no-yo, sino que se
encuentra al borde.
La literatura ayuda a crear nuestra
visión del mundo, a construir mundos también. Por eso cuando leemos, una
palabra ya no vuelve a significar lo mismo en nuestra vida. Cambia totalmente
la concepción que teníamos de ella antes de tocar un libro, un cuento, una
frase, una canción.
Pero esta maravilla se muestra de
manera consciente sólo en aquellos que se toman un tiempo, suspenden el mismo
tiempo y se introducen en la frontera indómita. Esos “aquellos” logran crear
una “situación”, un espacio y tiempo material para comenzar el pacto con la
ficción.
Sofía
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