lunes, 18 de febrero de 2013

Delincuentes de la cultura


Ayer por la mañana [15 de febrero], Brian Murphy, miembro de la Comisión Directiva del Centro Cultural y Social El Birri, fue detenido en las instalaciones del Centro en General López al 3600 de la Ciudad de Santa Fe.  En el video que testimonia su detención grita: ¿Saben ustedes quién es Fernando Birri? ¿Saben cuál es su obra, lo que vino a hacer acá?

La creencia de ingresar a un lugar mágico. Eso sentí la primera vez que ingresé a El Birri el año pasado. El Centro Cultural y Social funciona desde hace dieciocho años en las instalaciones de la Vieja estación Mitre de la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, como escribe Juan Manuel Berlanga: “Gran parte de los santafesinos ni siquiera sabe qué es “El Birri”. Mucho menos conoce a quienes trabajan allí. Y, por supuesto, también desconoce qué es lo que allí ocurre. Una sociedad indiferente, cínica y olvidadiza carece de los elementos básicos  para comprender lo que allí ha ocurrido este viernes 15 de febrero.”
Lo que sucedió este viernes fue la orden de desalojo al Centro por parte del Municipio santafesino –bajo la gestión de Corral-, sustentada bajo la decisión de rescindir el contrato que mantenía el Municipio de la ciudad con esta asociación civil para el uso de las instalaciones de esta ex estación de trenes.
Cuando Brian, parte de El Birri, quiso ingresar al lugar que estaba clausurado fue motivada su detención.
El Periodico Pausa siguió los sucesos. Como informa en su perfil de Facebook: “En la acción estuvieron implicados efectivos de la policía provincial, agentes de seguridad sin identificación de la Municipalidad y funcionarios, como el subsecretario de Prevención y Seguridad Ciudadana de la Municipalidad, Sebastián Montenotte”. Sin embargo, el desalojo fue detenido al mediodía gracias a la defensa popular de los vecinos y distintas organizaciones. Durante los momentos de desalojo se produjeron diversos destrozos dentro de la estación.
El argumento esgrimido por parte del gobierno municipal es la Puesta en valor. La profesora Adriana Falchini es encarga en pocas palabras de deconstruir este argumento eufemístico: “¿Seremos capaces en la ciudad de entender que 'puesta en valor' nada tiene que ver con el patrimonio?, término venido de la mercantilización de la memoria. Ese término alude a pensar los edificios como paredes y no como construcciones culturales. Los edificios no son sólo paredes, están HABITADOS, tienen historia humana.” Como esgrime Falchini, la responsabilidad del Estado debe existir, pero reconociendo como interlocutor legitimo a lo que ya existe. Como señala, “No se puede hacer DESAPARECER (tapiando, llevando presos, criminalizando groseramente, destrruyendo).  Cuando se ostenta poder económico, fuerza de represión y avasallamiento, dominio de los medios masivos de comunicación, criminalización e injurias se ejerce ABUSO DE PODER. ABUSO DE AUTORIDAD. Y eso sí que es grave. “
El Birri no es el primer centro cultural atacado en el contexto nacional. Los paranaenses tenemos aún una lucha pendiente para recuperar el Gloria Montoya, y asuntos similares ocurren con la porteña Sala Alberdi. Tanto el gobierno urribarrista en Entre Ríos, el radical en Santa Fe y el amarillo Pro de Capital parecen coincidir en un concepto de cultura elitista que aún no logra entender nada sobre las construcciones culturales comunitarias. Un concepto de cultura esgrimido por el poder, que le tiene mucho miedo a la democracia de Asambleas populares que organizaciones como El Birri llevan a cabo.
Podría contar aquí las numerosas actividades que El Birri realiza. Pero la palabra de Brian, con la resistencia heroica ante el violento arresto, las dice mucho mejor. El video puede verse aquí. Por otro lado, la coferencia de prensa brindada al día siguiente, puede oírse en parte acá

Mientras pienso en el mote de delincuentes puesto tácitamente, a veces, y otras explícitamente, sobre los trabajadores de la cultura no puedo evitar pensar en lo que me enseñaron alguna vez: Cuando te digan “Qué Puto que sos”, tenes que apropiarte del término, procesarlo críticamente y devolverlo hecho bandera.  Si a quienes tratamos de generar espacios culturales alternativos y realmente populares, si quienes creemos que a El Molino, o la Redonda en Santa Fe no entra todo el mundo, se nos llama delincuentes, quizás sea hora de asumirnos como tales. La cultura se roba, no hay otra forma de apropiarla, de hacerla realmente pública.

Hay un derecho humano a la cultura que debemos re conquistar cada día. Que debemos seguirle robando al poder. En palabras del mismo Fernando Birri, esto suena más claro:  “Nadie tiene derecho –ni el rey ni el papa ni el general- a impedir a un niño que crea que las mariposas son estrellas que vuelan, nadie tiene derecho –ni el que pisa con el pie diestro ni el que pisa con el pie siniestro- a caminar aplastando los malvones, nadie –ni el que vive en la cueva o en la intendencia o en la casa rosada de vergüenza- puede arrogarse insolentemente el derecho de llevarse el índice a la boca y ordenar el silencio en el concierto de ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas del mundo. Nadie.”

 Kevin Jones,
para Río Bravo 


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