sábado, 27 de abril de 2013

Dentre


"Nadie ha podido saber, ni se sabrá jamás, en qué momento de la noche un alma cede y se allana el tránsito. Eso no lo han podido averiguar ni los más ilustres llevadores de almas."

J. J. Manauta, El llevador de almas

       

     Fue saber de su muerte y buscar de inmediato aquella cita. Siempre digo, cuando hablo con docentes sobre los talleres en las bibliotecas de las escuelas, que con el libro nos tiene que suceder algo importante: Poder hacer el camino de ida y vuelta. Y fue así. Súbitamente volví, ayer por la mañana, a aquel cuento.
            En El llevador de almas, se nos cuenta la historia de Jacobino Almarza quien ha venido a llevarse el alma de Farello. En ese párrafo que está arriba de esta nota, allí, se resume con maestría el momento de la noche en que el alma de Farello pasó de la tumba a la bolsa de Jacobino.
            Como lectores, no podíamos hayar otras palabras para dar sentido último a la muerte en la madrugada de Juan José Manauta. Este 24 de abril,  –¿en qué momento de la noche?-, murió a sus 94 años en el Sanatorio Colegiales de Buenos Aires donde vivía hace tiempo. Ha sido velado en la Biblioteca Nacional y sus cenizas serán esparcidas en el río Gualeguay.
            Yo solo quiero escribir para decir unas pocas cosas.  No voy a nombrar sus libros de cuentos ni sus reconocimientos. Creo que eso se puede googlear fácil. Quiero sólo contar mi experiencia de lectura con Manauta.
            Lo primero que me parece importante decir es que no me encontré con Manauta en la escuela. En realidad, no leí jamás un autor entrerriano en la secundaria. Sus Cuentos completos editados por la UNER en 2006 –y que pronto serán reeditados- cayeron a mis manos, como su nombre, por casualidad. Llegaron en un momento de mi vida como lector que aún  no ha acabado. Desde que me encontré con Manauta, Mastronardi, Juanele, Calveyra, Zelarayan, he sentido un vértigo que ha hecho en que todo este tiempo no pueda detener su lectura. La razón de mi fascinación es básica: Yo no sabía que era entrerriano hasta que me lo contaron. Jamás me he sentido tan entrerriano como en estas lecturas. Y en ese proceso la lectura este gualeyo ha sido de capital importancia. No puedo entonces hacer menos que preguntar, ¿por qué me, nos, lo escondieron? No sólo a él, sino a tantos. Por qué ese ocultamiento.
            Quizás llamar a la generación de Manauta -aquella mítica gente que fue joven, genial y amiga al mismo tiempo- Generación dorada sea dejarnos caer en una trampa. Porque con ese rótulo de dorado hemos cerrado su lectura. ¿Cómo vamos a hacer que los chicos puedan entrar a Manauta hoy? Es necesario volver a abrir sus cuentos, sus novelas. Es necesario, urgente diría, que todos los entrerrianos podamos imaginarnos que hay pasando Nogoyá, al Sur…
            Porque quienes lo hemos leído volvemos con la mirada cambiada. Yo tengo 19 años. Y jamás supe querer la ciudad en que nació mi abuela, Gualeguay, hasta que leí los Cuentos para Doña Dolorida de Manauta del ’61. Entonces le preguntaba a mi abuela, libro en mano, si sé acordaba cómo era ese lugar, si ese apellido era inventado…Para mí, que fui pocas veces a Gualeguay, esa ciudad no existe sino que ha sido construida de nuevo. Y esa es la clave, yo jamás sentí nada especial por esta provincia hasta que no me encontré con esos libros. Yo no quería a Entre Ríos, tenía una relación indiferente con la tierra en que nací. Y sólo la lectura pudo hacerme ver otra cosa. Eso es clave, es importante, me parece.  
            ¿Mis profesoras de literatura, mis padres, mi abuela, leyeron a Manauta?
            Por eso quería escribir, ahora que Manauta ha muerto y tenemos oportunidad pública de hablar de él y de su obra.  Podrían decirse muchas cosas sobre su obra, sobre su cosmovisión del mundo. Pero yo soy mediador de lectura. Es decir que mi oficio artesanal es construir puentes entre personas –a veces chiquitas, a veces grandes- y libros. Por eso no puedo hablar más que desde ese lugar.
En la UNER van a  editar más adelante un libro de poemas de Manauta del ’44 y sus Cuentos de nuevo. En el sitio web Autores de Concordia está subida “Las tierras blancas”. Ambos libros, sus cuentos y esta novela, están en la Biblioteca Popular de la ciudad. Dentre, como dice Manauta al comienzo de sus cuentos. Dentre. Ese gesto, ese abrir la puerta, es lo que tenemos que multiplicar. Nada de discursos. Antes que eso, abramos la puerta. 

Kevin Jones,
para Rio Bravo

2 comentarios:

  1. Gracias por abrirme la puerta a la Manauta. Hoy a pedido de una alumna estoy empezando a leerlo, justamente "El llevador de almas".

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  2. Gracias por abrirme la puerta a la Manauta. Hoy a pedido de una alumna estoy empezando a leerlo, justamente "El llevador de almas".

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