sábado, 17 de diciembre de 2011

Visión de Belen

No sé cómo fue que Marcelo, mi primo, que con el tiempo se hizo milico y peronista, terminó en la parte de adentro de la quinta a la que habíamos ido a robar mandarinas o naranjas. Marcelo tenía que estar en el alambrado para fijarse que el dueño no saliera de la casa y en todo caso avisarnos y disparar. Esa era la idea, el plan, pero la gente tiene visiones. Que el dueño se dio cuenta y salió con una escopeta es verdad y eso lo sabemos todos, porque el que no lo vio escuchó los gritos del Gringo y sabíamos que si salía iba a ser con una escopeta.
Habrá sido la siesta, los árboles, el olor de las naranjas o mandarinas o todo eso junto lo que confundió a Marcelo. También pudo haber sido Belén, que era rubia, dicen, como el trigo, aunque pocos habíamos visto el trigo. Yo sí, yo lo había visto en los viajes en camión con mi tío y puedo decir que Belén, o el pelo de Belén, no era como el trigo. Belén iluminaba las tardes del pueblo cuando pasaba con la madre para el lado del supermercado. La gente tiene visiones y creo que Marcelo tuvo una visión de ella esa siesta en el alambrado, entre el olor de mandarinas o naranjas. Quién sabe si era invierno o verano, había sol y estábamos aburridos y se nos ocurrió esa idea, porque cuando más aburrido estábamos más ideas teníamos, como aquella otra de entrar a la escuela de noche y tirar panfletos. Ahora yo pienso que todas las ideas revolucionarias vienen de un profundo aburrimiento y que cada revolucionaria tiene su Belén o Beleno con su pelo de color de la cabeza a punto de sacarla de la planta y por eso la injusticia en el mundo. Marcelo tuvo una visión de Belén, dijo, en el alambrado y en lugar de avisarnos y disparar, se quedó callado y se metió en la quinta. Inexplicable. Mucho después, ya lo dije, se hizo milico. Ahora el que se queda callado soy yo. El gringo no le hizo nada, sólo le pegó unos sopapos.
Nosotros nos escondimos en el arroyo a comer las mandarinas y las naranjas recién robadas. Era invierno o verano, no llovía. Una tarde parecida nos íbamos a enterar que Belén se había caído de la motito y se había desnucado. Un accidente de lo más pelotudo, pero la gente aún hoy insiste en no usar casco.
Estas son las cosas que me acuerdo y las que no me acuerdo, ahora que estoy viejo y veo a las chicas jóvenes pasar camino del supermercado. Tanto pelo rubio.

Damian Ríos

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