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viernes, 11 de mayo de 2012

El rancho ladeado aguanta
cruje, se estira,
entra el viento
y se tensa temblando en un rincón.
Se corre el techo,
vuela una chapa, shhh,
nadie grita.
Ahora es una correntada
el aire. Cuando amaine,
volver el techo, encontrar la chapa.
Acomodarse.
                   
                                             Damian Ríos 

sábado, 17 de diciembre de 2011

Visión de Belen

No sé cómo fue que Marcelo, mi primo, que con el tiempo se hizo milico y peronista, terminó en la parte de adentro de la quinta a la que habíamos ido a robar mandarinas o naranjas. Marcelo tenía que estar en el alambrado para fijarse que el dueño no saliera de la casa y en todo caso avisarnos y disparar. Esa era la idea, el plan, pero la gente tiene visiones. Que el dueño se dio cuenta y salió con una escopeta es verdad y eso lo sabemos todos, porque el que no lo vio escuchó los gritos del Gringo y sabíamos que si salía iba a ser con una escopeta.
Habrá sido la siesta, los árboles, el olor de las naranjas o mandarinas o todo eso junto lo que confundió a Marcelo. También pudo haber sido Belén, que era rubia, dicen, como el trigo, aunque pocos habíamos visto el trigo. Yo sí, yo lo había visto en los viajes en camión con mi tío y puedo decir que Belén, o el pelo de Belén, no era como el trigo. Belén iluminaba las tardes del pueblo cuando pasaba con la madre para el lado del supermercado. La gente tiene visiones y creo que Marcelo tuvo una visión de ella esa siesta en el alambrado, entre el olor de mandarinas o naranjas. Quién sabe si era invierno o verano, había sol y estábamos aburridos y se nos ocurrió esa idea, porque cuando más aburrido estábamos más ideas teníamos, como aquella otra de entrar a la escuela de noche y tirar panfletos. Ahora yo pienso que todas las ideas revolucionarias vienen de un profundo aburrimiento y que cada revolucionaria tiene su Belén o Beleno con su pelo de color de la cabeza a punto de sacarla de la planta y por eso la injusticia en el mundo. Marcelo tuvo una visión de Belén, dijo, en el alambrado y en lugar de avisarnos y disparar, se quedó callado y se metió en la quinta. Inexplicable. Mucho después, ya lo dije, se hizo milico. Ahora el que se queda callado soy yo. El gringo no le hizo nada, sólo le pegó unos sopapos.
Nosotros nos escondimos en el arroyo a comer las mandarinas y las naranjas recién robadas. Era invierno o verano, no llovía. Una tarde parecida nos íbamos a enterar que Belén se había caído de la motito y se había desnucado. Un accidente de lo más pelotudo, pero la gente aún hoy insiste en no usar casco.
Estas son las cosas que me acuerdo y las que no me acuerdo, ahora que estoy viejo y veo a las chicas jóvenes pasar camino del supermercado. Tanto pelo rubio.

Damian Ríos

martes, 13 de diciembre de 2011

La discusión

Tiene la boca seca,
ha perdido la humedad en una discusión.
Los colectivos pasan llenos de gente
que va a trabajar agarrada
a un pasamanos. Él busca noticias de sí mismo
en los titulares de un diario oficialista,
los colores pasan por la ventanilla
mientras se borran y se vuelven a imprimir
en una memoria que rápido los cambia por otros,
y en eso se parece a las formas que se mudan, mueven.
Una mano se aferra
a una bolsa recién comprada y la otra
se deja temblar, el pensamiento también
se quedan temblando un poco en lo que mira
otro poco en lo que se deja imaginar.
Las librerias, la avenida, los manteros, los negocios,
todos los colores de Buenos Aires, todas sus maneras.
El sol mancha las paredes de los edificios y él vuelve
hacia la nada de las noticias y vuelve a él
o a lo que queda de él mientras lo llevan
a un universo que respira rimando
con sus leyes temblorosas.
Lleva un papel anotado con el relato de un día.
En el relato se habla de lo que se puede hacer,
de lo que se hace y de lo que se desea
y es apto para ser leído
en el temor a lo perdido, de lo ganado,
de lo que se ama, de lo que aterroriza,
del golpe de viento y el cambio
brusco de temperatura en un bocacalle.

Damián Rios

Damián Ríos, es un escritor entrerriano nacido en Concepción del Uruguay en 1969. Actualmente vive en Buenos Aires. Sus poemas han sido publicados en libros propios y antologías, así como en medios y revistas. De 2002 a 2006, dirigió el sello Interzona. Actualmente trabaja en una empresa fundada por él en 2007, de nombre "Recursos editoriales"