"Es efectivamente entonces el eros, desde tiempo tan remoto, innato y recíproco en los humanos, congregador de la antigua condición, es decir es quien intenta hacer uno a partir de dos y sanar la condición humana. Cada uno de nosotros, pues, es una contraseña de hombre, por haber sido seccionado como los lenguados y convertidos en uno, en dos, y busca así permanentemente su propia contraseña"
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