a la gente
necesaria y el sueño compartido
Despierto de
a poco entre las cobijas de la cama de mi hermano. Es una manera de estar cerca
de él, en estas semanas de aquí para allá. Mi gato duerme a un costado,
mientras siento el frío de la mañana en mi cara.
Me sorprende
la vaga idea de que mañana es diez de mes ya, que es momento de entregar esta
columna. Así que comienzo a escribir esta hoja, en lo que se antoja un gesto
similar al viento que se deja oír afuera.
En cierta manera me alegra que haga frío, que mi gato despierte a mi lado, que el cuadernillo se
escriba de a poco, y me permita hacer estas confidencias contigo.
Tomemos una
hoja. Dibujemos sobre ella una estrella, del tamaño que queramos. No importa
cómo sale, lo importante es que estemos seguros de que es una estrella.
Ahora, la
tenemos con nosotros. ¿Qué cosas se puede hacer con una estrella? No sabía, así
que le pregunté a los chicos del Taller ayer, me dijeron: Sentirla, iluminarse,
bailar con ella, verla, oírla.
También se
la puede nombrar. La mía se llamará Esperanza. ¿La tuya?
Puedo
imaginar su rostro, hecho de todas esas personas que conocí este tiempo.
Seguramente será una nómade, como yo, como todas esas personas. Ojalá se
contagie un poco de sus sueños, de sus sonrisas, de sus ganas. Ojalá aprenda a
abrazar como ellos luego de la tormenta. Tu estrella ¿cómo es?
¿Qué le
enseñarás? ¿Qué le dirás antes de acostarse? Yo le leeré cuentos, le diré todo
aquello que me detiene, que me hace parpadear el mundo.
Hagámoslo.
Tomemos la estrella y vámonos. Yo me voy, a equivocarme, a errar, lo sé. Pero
me voy con mi estrella, ella va a estar conmigo.
Esta semana,
bajé mi estrella. La dibujé y la nombré. Lo mismo hice ayer con los chicos en
el Taller. Lo mismo quiero hacer con esta hoja.
Esta semana
que entra tímidamente, con este frío, con alguna sonrisa en el ojal comenzaré a
militar una idea en la Universidad. Un sueño, en realidad. Y tenía que
decírselo, a quienes leen esta página, a quienes nos animamos a pensar la
política desde las estrellas. Y más aún, a pensar que la política y la juventud
merecen estrellas. ¿Quieren que lo haga de otra manera? Jamás. Mi militancia es
de estrellas, de sonrisas, de abrazos. Y eso haré también: Porque a veces hay
que animarse.
Ya tienes tu
estrella. Ya has poblado tu noche oscura con una estrella. Ya has poblado el
cielo. Ahora, constrúyele un mundo debajo.
*
ResponderEliminarhoy también dibujo una estrella,
y eso que por aquí está nublado y casi llueve..
Gracias (:
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Seas quien seas, no hay nada mejor que dibujar una estrella.
ResponderEliminarSuerte,
Gracias por hacerme releer un viejo texto.
Kevin