El rancho ladeado aguanta
cruje, se estira,
entra el viento
y se tensa temblando en un rincón.
Se corre el techo,
vuela una chapa, shhh,
nadie grita.
Ahora es una correntada
el aire. Cuando amaine,
volver el techo, encontrar la chapa.
Acomodarse.
Damian Ríos
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