miércoles, 25 de enero de 2012

Cómo explicar el arte de una paloma muerta - Diego Erlan

El chico no tiene más de diez y está entre las ramas de un árbol bajo casi en la esquina de Perú y Caseros. Saca la lengua, se pone en puntas de pie. En la mano derecha sostiene una paloma muerta. El chico se preocupa por ubicar la paloma en una de las ramas, si es posible en la más alta. Le pregunto si está muerta y el chico no responde. Primero imagino una broma dedicada a la hermana más grande, pero en cuanto el chico termina y se aleja corriendo sin responderme entiendo que tal vez yo haya sido testigo de un ritual, de una ceremonia fúnebre en medio del silencio de una calle solitaria. Quizás el chico sólo quería despedirse.

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