domingo, 22 de abril de 2012

¿Por qué un Taller literario infantil en el marco de la lucha gremial?


La poesía no es un lujo, o un divertimento, es una necesidad, como lo es el amor.
Aldo Pellegrini

Con esta frase como máxima, como guía y síntesis de lo que queremos decir –casi como manifiesto de lo que creemos respecto a los espacios poéticos de este mundo-, salimos a hacer las primeras promociones del Taller junto a Araceli.
Con Araceli nos conocemos desde hace algún tiempo, y vale decir que fue su rol de Delegada de Agmer en Seguí, en su escuela la 61, lo que hizo que nos acercaramos más. Podría decirse que entablamos una especie de amistad, construida por el paso del tiempo como todo. Y uno con los amigos se atreve a proyectar, a soñar, a tener causas comunes. Tal es así que en cuanto tuvimos la oportunidad, levantamos vuelo a un sueño pequeño que teníamos a un costado: La actividad gremial, bicho raro en Seguí, comenzaba a llegar a nuestro pueblo como invitación a la lucha, a la creatividad, al reconocimiento del poder que la pedagogía encierra.  Nos referimos a la novedosa ocasión de que la Filial de Agmer Crespo pase a ser Agmer Crespo-Seguí, y la actividad gremial estuviera más relacionada con el quehacer social y político de nuestro pueblo.  Eso significaba más actores sociales interviniendo el día a día seguiense, y eso siempre es bueno.  Por eso, a modo de celebración quisimos con Araceli comenzar en seguida a planear nuestro Taller.
Pero la pregunta es ¿por qué organizar un Taller desde Agmer?
Desde hace tiempo, trabajadores del lenguaje de nuestro país que se hallan relacionados a la búsqueda de conceptos sobre la Literatura y su rol social, entienden que los espacios de taller como “espacios poéticos”. Esto concepto no limita el trabajo a la poesía como a primera vista parece, sino que entiende la poesía como ‘algo’ que difiere del mundo, algo novedoso, fuera del orden, extraño que ocurre en él. Incluso, Laura Devetach plantea que se trata de “una forma de estar en el mundo” y aclara enseguida: Este planteo deja por ahora de lado a los niños, y nos involucra a nosotros, los adultos, personas, despojados de roles, justamente para poder luego no dejarlos de lado en algo que ellos –los chicos- experimentan como algo natural  y que la mayoría de las veces desconocemos, desdeñamos o reprimimos”.
Entonces, ahí es donde uno elige donde pararse. Como acto político, como acto pedagógico (¡Qué palabras parecidas! ¿no les parece?) elegimos construir y defender espacios poéticos para nosotros y para los niños en Seguí, en el Seguí de aquí y ahora.
La defensa del espacio poético implica crear espacios donde el yo-nosotros permita vislumbrar aquello que escondemos dentro: Aquella calandrias, dice Gelman, que tenemos en nosotros.
Por eso, en cada Taller, lejos de banderismos gremiales (convencidos de que el acto habla por sí mismo), tratamos de abrir la puerta para jugar mientras el lobo no está. Para jugar, para desandar un camino. Y para que nosotros, docentes, estudiantes universitarios, niños de Seguí, defendamos el derecho a estar en el mundo poéticamente. Y no es menor que esto sea respaldado por el gremio docente entrerriano, ya que es darnos cuenta de nuestro trabajo ya sea como trabajadores intelectuales o como quienes aspiramos a serlo.
Entendiendo la poesía como necesidad, como derecho, entendemos este Taller como un espacio de construcción de poder y de lucha. Eso no es poca cosa.  
Kevin
para Pájaros en la cabeza

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