siento envidia de los lector que aún no han
nacido
que leerá mis poemas
ya no estaré
alejandra pizarnik, diarios
Encontré un poema viejo. Llevaba
esas palabras de Alejandra sobre sí. En él decía –o alguien decía, o algo me
hacía decir- que todo parece irreal. Y aún me parece sano afirmar eso. Me
parece que es una muestra de la mas sublime cordura (o locura, todo es
relativo) afirmar la irrealidad del mundo de vez en cuando. El problema es que
somos jóvenes. Y la juventud quizás sea el deseo de que algo exista. De que
algo sea real.
Y el viejo poema culmina
sosteniendo que algo somos: Somos aquellos lectores no nacidos para los que
Pizarnik escribió. Ahora que lo encontré entre papeles viejos, sonreí y supe
que debía escribir sobre eso este mes.
Es raro, pero en el momento en
que escribí aquello me sentía solo -con esa soledad que solo la adolescencia
sabe profundizar- y sin embargo escribí somos. En plural. Como si algo, algún
instinto propio de mí como humano, me llevara a ese plural. Como si realmente
en aquello que realmente, adentro y adentro, somos estuviese esa pluralidad,
ese ser colectivo. Por eso, ¿cómo no escribir sobre nosotros como generación?
Escribir -por ejemplo- que cada
vez que escribo ‘nosotros’ en estas paginas, me siento autor de un crimen. Como
si transgrediera una norma que tacita e irreversible nos obligara a estar
fragmentados. A ser solo gente separada, desconocidos y punto.
Y eso es grave, porque
técnicamente debe ser apuntando en estas hojas –que para eso están- que una
sola persona no moverá ningún elefante.
Encontrarnos como generación es
complicado. Individualismo, y todo eso de por medio. Sin embargo, aún podemos
hacer actos de resistencia. Ser criminales del nosotros un rato. Abrirnos
espacio en las grietas que se abren. Y más verbos: Gritar. Militar. Jugar.
Resistir.
Al respecto de eso estuvimos
hablando con una amiga. Queremos hacer un grupo en la Biblioteca de Barriletes.
Queremos darnos piedra libre para jugar, atrevernos. Así que estas invitado, a
llenar espacios de contenido, a crear espacios.
Para que así podemos como
generación encontrarnos. Sentirnos. Así podremos mover un poco este elefante.
Somos jóvenes. Lo digo, lo
escribo, porque eso me da esperanza. Somos una generación, ¿dormida?
¿distraída? ¿despierta? No sé.
La juventud está perdida nos
dicen. Y bueno, todo es relativo. Depende de cuál crea cada uno que es el
camino.
Estos apuntes parecen pasos
perdidos. Que lo parezcan, mientras sean pasos. Pasos que por cierto, cambiaran
un poco de forma ahora.
Hasta aquí con algunos apuntes,
agarraremos algún que otro sendero distinto.
Acá estamos tratando de pensar la
política desde otro lado. Estas páginas tratan de hablar sobre política y
juventud. Y si no están siendo eso, digo nuevamente, que me chiflen.
Mientras tanto, la juventud se
cansó de ser futuro y comenzó a ser presente.
para Barriletes
Septiembre 2012
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