miércoles, 12 de septiembre de 2012

El cielo y las alas. A propósito de la creación de un Frente en la FHuC



Y es que ayudando a cumplir el sueño del Espanta, 
los pájaros también soñaron.

Liliana Bodoc, Espanta y Pájaros

En el Taller, con los chicos en Seguí, hemos adquirido una buena costumbre este último tiempo. Cada semana, cerramos o abrimos nuestro Taller con un cuento. Es el momento del Taller donde todos nos encontramos siendo uno –en la ronda que formamos para oír -, donde participamos, en una comunión silenciosa, de una misma actividad. Todos estamos, en fin, oyendo las mismas palabras en el mismo momento.
Por eso, cada lectura termina siendo un momento intimo del grupo. Algo de lo que somos cómplices, algo que nos une.
Este viernes cerramos el Taller, luego de dos horas de hermoso trabajo, con un cuento de Liliana Bodoc. Y son palabras de este cuento las que quiero compartir con ustedes.
Espanta y Pájaros, cuenta, con esa hermosa poética de la infancia, la historia del sueño de un Espanta. Ya que, como nos advierte pronto el relato, igual que todos los que estamos vivos, los Espanta sueñan. Y el Espanta, que habitaba en el maizal, detrás de la loma, tenía su propio sueño.
Y el sueño de este Espanta era sencillo, pero parecía imposible para él cumplirlo con sus raíces atadas a la tierra. Durante años había escuchado el ruido que el arroyo, cerca del campo. Más silbado en otoño, más desordenado en primavera. De tanto escuchar aquel sonido, había crecido en él el sueño de verlo.
El Espanta estaba viejo, y la temporada de tormentas se acercaba. Los pájaros del campo, no querían ver morir al Espanta sin su sueño cumplido.
En su preocupación, al gorrión se le ocurrió que podrían sacarlo de la tierra y llevarlo hasta la vera del arroyo. Para que al fin, muriera cumpliendo su sueño. Una lechuza de allí cerca no tardó en exclamar que eso era un disparate. El proyecto del gorrión requería convocar a todos los pájaros del campo. Ya que entre ellos solos no podrían alzar en vuelo el Espanta. Mientras, una alondra guardaba silencio a un costado. Hasta que por fin habló:
-Aunque sea un disparate –dijo la alondra-, te ayudaré a convocar a todos los pájaros del campo. Cruzaremos el cielo de ida y vuelta. Al fin y al cabo, para eso están el cielo y las alas.


Para eso están el cielo y las alas.  Hasta ahora, siguen retumbando en mí esas palabras del gorrión. A esas palabras recurro ahora que trato de pensar en la necesidad de encontrarnos políticamente dentro de la universidad. Jaula, refugio, ribera, mar o cielo, La literatura ha significado siempre en mi vida algo más que un hecho estético.  Hace grietas, hincha y vuelve más amplios los significados del mundo que conocemos y nos da nuevos sentidos. Construye, desde el vacío, sentido, significado, mundo.
Por eso no puedo evitar ir hasta ella para pensar hoy. Hoy, que me pongo aquí a pensar sobre la construcción de un Frente por parte de un grupo de estudiantes.
Pensando desde el lugar en que el cuento como lector me colocó, creo que la mejor manera de comenzar a entender este deseo de construir una nueva forma de hacer política en nuestra Facultad  es tratar de imaginar cuales son nuestras alas y nuestro cielo.
Debemos, como los pájaros, encontrarnos en el sueño compartido. Animarnos al disparate, y la aparentemente imposible tarea de reunir todos los pájaros del campo. Aunque, para ello, debamos atravesar el cielo de ida y de vuelta.
El punto es que, sabiendo que es necesario atravesar el cielo de ida y de vuelta para reunir a todos los pájaros, ¿tendremos la misma convicción que la alondra de que para eso están el cielo y las alas?
Las formas del quehacer político en nuestra Facultad nos ciegan cada día. Nos acortan la mirada sobre el mundo, impulsándonos al habito de elegir representantes de vez en cuando, de hacer un poco de ruido aquí o allá según intereses de agrupaciones que a su vez representan intereses partidarios y que pocas veces nacen desde el estudiantado o en defensa de este. Nos ciegan al compromiso sincero, a la participación real o a la voluntad transformadora. Así, algo ciegos por esta rutina, de aparente democracia universitaria, nos parece imposible reunirnos, encontrarnos y hacer. Más allá de las etiquetas de las agrupaciones (Entendiendo que estas etiquetas son también una trampa para fragmentarnos). Más allá de la casilla de nuestro Centro de Estudiantes. Más allá del Cartel. Más allá de la mesita. ¿Cómo ir más allá? Bueno, se supone que si esto es un discurso político debemos dar una manera de ir más allá. Pero, resulta ser que este no es un discurso hecho, sino la invitación a construir un discurso.
Es la invitación a construir un discurso que evidencia esa necesidad de nuevas formas de hacer política en nuestra Facultad.
Debemos, necesariamente, alargar la mirada lo suficiente como para sentar las bases de una nueva forma de hacer política dentro de nuestra Facultad. O acaso, ¿la Asamblea de Bio no nos señala ese camino? ¿Acaso Pandora no nos muestra cuán necesario es construir caminos de ese tipo? Sentar estas bases implica entendernos también como sujetos políticos. Y comprender esa dimensión es afirmar, como la alondra, que para eso tenemos el cielo y las alas.
El cielo que nuestra juventud, nuestros deseos, nuestras esperanzas, nos brinda. Las alas que como estudiantes poseemos para ello. Ser conscientes de cuanto podemos hacer como Estudiantes. Pertenecemos al pequeño porcentaje de personas que pueden acceder a la Universidad en nuestro país –y en el mundo. Lo cual es injusto, pero está siendo así. Entonces, éticamente es repugnante que como estudiantes nos demos el lujo de no hacer nada más que cursar. Debemos atrevernos a estudiar con todo nuestro cuerpo, con todos nuestros sentidos.

Aquí lo importante no es que vayamos a conformar un Frente entre una agrupación y un conjunto de estudiantes independientes. Lo esencial es que nos vamos a encontrar en los sueños del otro, y necesariamente en el otro. Parecerá tonto pensar la política desde los sueños. Bueno, que así lo parezca. ¿De qué otra forma nos humanizaremos sino es soñando? Soñando con el trabajo mancomunado con instituciones de la ciudad, con Grupos de Trabajo Barrial que generen conocimiento para nuestra Facultad y produzcan un contundente ida y vuelta que conecte la Facultad con la realidad, con actividades de promoción de lectura, con Talleres en la Facultad, con Debates, con Grupos de Estudio, ayudando a Asociaciones Civiles, apoyando y dando lugar a una Cultura de los Estudiantes, creando y produciendo conocimiento, buscando las formas más horizontales de poder. Soñando con debates políticos dentro de la Facultad sobre el afuera tan olvidado.Soñando con una Facultad donde podamos pensarnos en colectivo, donde nadie se caiga porque nadie lo deja caer. Soñando con una Facultad más humana.
Soñando.

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