miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cosmos de significación


¿A quién se le ocurre en esta época de naves espaciales
escribir cuentos con animales?
Bueno, a mí se me ocurre. De tanto mirar para arriba
uno a veces se olvida de mirar lo que tiene al lado, y entonces
todos salimos perdiendo.
Yo me crie en el monte chaqueño, allá en lo alto del mapa,
cerca del río Bermejo, y aprendí a jugar con los animales, y
a conocerlos y a quererlos. Vale la pena, porque, como dice algunos
de los amigos del sapo, “el que no nos conoce no sabe lo que
se pierde”.
Entonces el mundo era ancho y todo mío. Después se fue haciendo cada vez más ajeno,
pero la hora de las siestas secretas en el monte, o los árboles trepados para mirar de cerca
los nidos de los pájaros, o el juego de las nubes que cambian de forma cuando uno las mira… todo eso, nadie me lo puede quitar.
Gustavo Roldán

Hemos hablado mucho sobre la literatura como constructora de mundos. Y sobre las ocasiones como aquellos encuentros que ‘hinchan de significaciones el instante’. Nos toca sentir entonces, ahora, lo que sucede cuando la lectura de un autor nos hace entrar en un cosmos de significación peculiar, particular, nuevo. Y que, sobre todo, hace que nuestro mundo sea mas ancho.
La actitud de seguir a un autor implica reconocer temas que se repiten, características que son recurrentes. En el entendimiento de las repeticiones de ese mundo, entendemos parte de la lógica de la Literatura. En la mediación de lectura, podemos decir que resulta importante el rol que como ‘mayores’ podemos tener ante los chicos ofreciendo una obra. Haciendo en nuestro Taller una Serie, mediante la cual puedan adentrarse en un autor, y en el conocimiento de ese autor en la Literatura.
Como nosotros lo que estudiamos son experiencias, y de allí sacamos nuestro saber sobre la mediación, me parece correcto que estudiemos una experiencia al respecto.
Una maestra narra que en 2003 comenzó un recorrido literario con sus niños sobre la obra de un autor. Se trata del mismo que nos acompañará durante este tramo de trabajo: Gustavo Roldán. [1]
La docente propuso el proyecto a los niños y, ante su entusiasmo, proyectaron juntos la tarea. Como primer actividad se armó una mesa de libros. Allí hubo primeros contactos, exploración, observación. El momento propició primeras lecturas, rápidas o intensivas, individuales o de a dos. Esto es algo que surge en el momento, y luego se plantea una ronda para intercambiar opiniones. La docente entonces cumple su rol de mediadora e informa datos sobre el autor, responde dudas, guía el intercambio.
A continuación, la docente instaura una hora del cuento en la que se lee un cuento del autor en voz alta. Esto es importante, así que hagamos un paréntesis aquí. La palabra atravesada por la voz tiene siempre textura y color. En el caso de la obra de Roldán hay un interés manifiesto en recuperar la oralidad en la literatura. Al respecto, dice Susana Itzcovich:

Gustavo Roldán recupera la oralidad dormida de nuestra tierra, a través de cuentos con animales, en historias sin armaduras exteriores.
En su búsqueda de recuperación, reelabora relatos populares y otros de su propio imaginario, imprimiendo a sus personajes ciertos valores prototípicos de la otra cultura, la no oficial. Por eso aparecen todos los animales que conocen los chicos del campo, del monte y algunos de la ciudad: el zorro, el sapo, el tatú, el coatí, la paloma y los pequeños bichos colorados, pulgas y piojos también. Donde se detiene con mayor placer es en ese "sapo" imaginero y fabulador, inventor de historias de Reyes Magos, de peleas inverosímiles, de picardías salvadoras y de explicaciones de los seres y las cosas. Ese sapo, en Buenos Aires, aparece con el distanciamiento del de afuera, que tiene la posibilidad de mirar con su óptica y paralelizar críticamente la vida de la ciudad y del monte.
Dentro de ese mundo de animales, aparecen las temáticas de la sociedad toda: la muerte, como parte de la vida, después de haber jugado, peleado y amado (Como si el ruido pudiera molestar); el monte, como hábitat natural, seductor y peligroso (El monte era una fiesta); el amor (Piojo chamamecero), entre otros.[2]

Así es que debemos ser astutos en tanto mediadores y darnos cuenta de este guiño por parte del autor y capitalizarlo en el lenguaje oral y en recuperar un espacio perdido. Se sabe que resulta difícil llegar a la ronda en que se lee un cuento, pero veámoslo como un espacio que debemos conquistar. Ese lugar lo hemos perdido, así que debemos regresar para conquistarlo y defenderlo, resistir, dar batalla. Hemos perdido el silencio, construyámoslo.
Hay en esta experiencia un interés particular de la maestra por crear un clima propicio. Veamos estrategias: Coloca un cartel en la puerta anunciado que adentro se estaba dando un encuentro intimo, muestra los libros, visualiza elementos paratextuales, lee una ‘carta a los lectores’ de Roldán. Si se crea un clima propicio se permite disfrutar del ida y vuelta de leer un cuento.
Luego de la lectura se abría el espacio de intercambio de opiniones.
La experiencia continuo, y devino en la creación de una biblioteca en el aula, creación de reseñas de los libros de Roldán y una profundización en la obra del autor. Pero esta experiencia nace de aquel momento de ronda. Por tanto me parece propició que nuestro encuentro de la semana que viene se abra con una ronda y la lectura de un cuento.
Pero antes, me permito dejar aquí alguna que otra cosa sobre Roldán para acercarnos a él.



Fragmento de la entrevista a Roldán por Susana Itzcovich:

-En una entrevista usted dijo que los animales pueden decir cosas que a los personajes humanos no se les permite. ¿A qué cosas se refería?
Estos personajes tienen más permisos. Vivimos en un mundo lleno de prohibiciones, con demasiadas limitaciones sobre lo que se puede o no hacer, lo que se puede o no decir. Y de pronto, un piojo, un sapo, un coatí, escapan a la censura y marcan una distancia que me es muy útil para quebrar lo prohibido. Demasiadas
cosas están prohibidas...

-¿Cuáles son los temas tabúes en la literatura infantil?
El sexo, la muerte, las malas palabras, los grandes temas que les interesan a los chicos, ...la política. Vivimos en un mundo de políticos perversos que aparecen todos los días en los diarios y de eso nadie habla con los chicos.

-¿Aún en democracia hay cosas que no se pueden decir?
¿Hay democracia en un mundo en el que un grupo minoritario es dueño de todo el poder y la riqueza y los pobres son cada vez más?
Eso no es democracia. Seguir llamándonos país democrático es una mentira total y a los chicos se les enseña en las escuelas que nuestro país es un país democrático...

-¿Hay censura?
La censura se ejercita de maneras muy perversas, porque está oculta. Un libro que queda en el cajón de un escritorio y no puede ser ni visto ni leído por ningún niño, no existe. A lo mejor las autoridades de la escuela lo compraron por error y encontraron en él una palabra que no les gustó y lo esconden.
Y esa censura es mucho más grave que la censura pública, porque una prohibición abierta permite una reacción y aquí no se prohíbe nada sino que se esconde. Y frente lo oculto no hay defensa posible.

 Apunte para el Quinto encuentro de Mediacion de Lectura (Octubre 2012)
Biblioteca Esos Otros Mundos - Barriletes


El texto que acompaña este apunte, lo publicamos acá.




[1] Esta experiencia puede ser leída en su versión on-line en: http://www.jitanjafora.org.ar/04paione.pdf (Visto el 3 de noviembre/2012)
[2] Itzcovich, Susana Recuperar la oralidad perdida en http://www.imaginaria.com.ar/02/3/roldan3.htm (Visto el 3 de noviembre/2012)

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