¿A quién se le ocurre en esta época de naves
espaciales
escribir cuentos con animales?
Bueno, a mí se me ocurre. De tanto mirar para
arriba
uno a veces se olvida de mirar lo que tiene
al lado, y entonces
todos salimos perdiendo.
Yo me crie en el monte chaqueño, allá en lo
alto del mapa,
cerca del río Bermejo, y aprendí a jugar con
los animales, y
a conocerlos y a quererlos. Vale la pena,
porque, como dice algunos
de los amigos del sapo, “el que no nos conoce
no sabe lo que
se pierde”.
Entonces el mundo era ancho y todo mío.
Después se fue haciendo cada vez más ajeno,
pero la hora de las siestas secretas en el
monte, o los árboles trepados para mirar de cerca
los nidos de los pájaros, o el juego de las
nubes que cambian de forma cuando uno las mira… todo eso, nadie me lo puede
quitar.
Gustavo Roldán
Hemos
hablado mucho sobre la literatura como constructora de mundos. Y sobre las
ocasiones como aquellos encuentros que ‘hinchan de significaciones el
instante’. Nos toca sentir entonces, ahora, lo que sucede cuando la lectura de
un autor nos hace entrar en un cosmos de significación peculiar, particular,
nuevo. Y que, sobre todo, hace que nuestro mundo sea mas ancho.
La actitud
de seguir a un autor implica reconocer temas que se repiten, características
que son recurrentes. En el entendimiento de las repeticiones de ese mundo,
entendemos parte de la lógica de la Literatura. En la mediación de lectura, podemos
decir que resulta importante el rol que como ‘mayores’ podemos tener ante los
chicos ofreciendo una obra. Haciendo en nuestro Taller una Serie, mediante la
cual puedan adentrarse en un autor, y en el conocimiento de ese autor en la
Literatura.
Como nosotros
lo que estudiamos son experiencias, y de allí sacamos nuestro saber sobre la
mediación, me parece correcto que estudiemos una experiencia al respecto.
Una maestra
narra que en 2003 comenzó un recorrido literario con sus niños sobre la obra de
un autor. Se trata del mismo que nos acompañará durante este tramo de trabajo:
Gustavo Roldán. [1]
La docente
propuso el proyecto a los niños y, ante su entusiasmo, proyectaron juntos la
tarea. Como primer actividad se armó una mesa de libros. Allí hubo primeros
contactos, exploración, observación. El momento propició primeras lecturas,
rápidas o intensivas, individuales o de a dos. Esto es algo que surge en el
momento, y luego se plantea una ronda para intercambiar opiniones. La docente
entonces cumple su rol de mediadora e informa datos sobre el autor, responde
dudas, guía el intercambio.
A
continuación, la docente instaura una hora
del cuento en la que se lee un cuento del autor en voz alta. Esto es
importante, así que hagamos un paréntesis aquí. La palabra atravesada por la
voz tiene siempre textura y color. En el caso de la obra de Roldán hay un
interés manifiesto en recuperar la oralidad en la literatura. Al respecto, dice
Susana Itzcovich:
Gustavo Roldán recupera
la oralidad dormida de nuestra tierra, a través de cuentos con animales, en
historias sin armaduras exteriores.
En su búsqueda de
recuperación, reelabora relatos populares y otros de su propio imaginario,
imprimiendo a sus personajes ciertos valores prototípicos de la otra cultura,
la no oficial. Por eso aparecen todos los animales que conocen los chicos del
campo, del monte y algunos de la ciudad: el zorro, el sapo, el tatú, el coatí,
la paloma y los pequeños bichos colorados, pulgas y piojos también. Donde se
detiene con mayor placer es en ese "sapo" imaginero y fabulador,
inventor de historias de Reyes Magos, de peleas inverosímiles, de picardías
salvadoras y de explicaciones de los seres y las cosas. Ese sapo, en Buenos
Aires, aparece con el distanciamiento del de afuera, que tiene la posibilidad
de mirar con su óptica y paralelizar críticamente la vida de la ciudad y del
monte.
Dentro de ese mundo de
animales, aparecen las temáticas de la sociedad toda: la muerte, como parte de
la vida, después de haber jugado, peleado y amado (Como si el ruido pudiera
molestar); el monte, como hábitat natural, seductor y peligroso (El
monte era una fiesta); el amor (Piojo chamamecero), entre otros.[2]
Así es que
debemos ser astutos en tanto mediadores y darnos cuenta de este guiño por parte
del autor y capitalizarlo en el lenguaje oral y en recuperar un espacio
perdido. Se sabe que resulta difícil llegar a la ronda en que se lee un cuento,
pero veámoslo como un espacio que debemos conquistar. Ese lugar lo hemos
perdido, así que debemos regresar para conquistarlo y defenderlo, resistir, dar
batalla. Hemos perdido el silencio, construyámoslo.
Hay en esta
experiencia un interés particular de la maestra por crear un clima propicio.
Veamos estrategias: Coloca un cartel en la puerta anunciado que adentro se
estaba dando un encuentro intimo, muestra los libros, visualiza elementos
paratextuales, lee una ‘carta a los lectores’ de Roldán. Si se crea un clima propicio
se permite disfrutar del ida y vuelta de leer un cuento.
Luego de la
lectura se abría el espacio de intercambio de opiniones.
La
experiencia continuo, y devino en la creación de una biblioteca en el aula,
creación de reseñas de los libros de Roldán y una profundización en la obra del
autor. Pero esta experiencia nace de aquel momento de ronda. Por tanto me
parece propició que nuestro encuentro de la semana que viene se abra con una ronda
y la lectura de un cuento.
Pero antes,
me permito dejar aquí alguna que otra cosa sobre Roldán para acercarnos a él.
Fragmento de la entrevista a Roldán por Susana Itzcovich:
-En una entrevista usted dijo que los animales pueden decir cosas que a
los personajes humanos no se les permite. ¿A qué cosas se refería?
Estos personajes tienen
más permisos. Vivimos en un mundo lleno de prohibiciones, con demasiadas
limitaciones sobre lo que se puede o no hacer, lo que se puede o no decir. Y de
pronto, un piojo, un sapo, un coatí, escapan a la censura y marcan una distancia
que me es muy útil para quebrar lo prohibido. Demasiadas
cosas están
prohibidas...
-¿Cuáles son los temas tabúes en la literatura infantil?
El sexo, la muerte, las
malas palabras, los grandes temas que les interesan a los chicos, ...la
política. Vivimos en un mundo de políticos perversos que aparecen todos los
días en los diarios y de eso nadie habla con los chicos.
-¿Aún en democracia hay cosas que no se pueden decir?
¿Hay democracia en un
mundo en el que un grupo minoritario es dueño de todo el poder y la riqueza y
los pobres son cada vez más?
Eso no es democracia.
Seguir llamándonos país democrático es una mentira total y a los chicos se les
enseña en las escuelas que nuestro país es un país democrático...
-¿Hay censura?
La censura se ejercita
de maneras muy perversas, porque está oculta. Un libro que queda en el cajón de
un escritorio y no puede ser ni visto ni leído por ningún niño, no existe. A lo
mejor las autoridades de la escuela lo compraron por error y encontraron en él
una palabra que no les gustó y lo esconden.
Y esa censura es mucho
más grave que la censura pública, porque una prohibición abierta permite una
reacción y aquí no se prohíbe nada sino que se esconde. Y frente lo oculto no
hay defensa posible.
Apunte para el Quinto encuentro de Mediacion de Lectura (Octubre 2012)
Biblioteca Esos Otros Mundos - Barriletes
El texto que acompaña este apunte, lo publicamos acá.
[1] Esta experiencia puede ser leída en su
versión on-line en: http://www.jitanjafora.org.ar/04paione.pdf (Visto el 3 de noviembre/2012)
[2] Itzcovich, Susana Recuperar la oralidad perdida en http://www.imaginaria.com.ar/02/3/roldan3.htm (Visto el 3 de noviembre/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario