miércoles, 14 de noviembre de 2012

La noche del elefante - Por Sofia Clara Cassera

Había una vez un elefante llamado Edgar que le gustaba contemplar la luna. Siempre soñaba con bajarla para jugar a la pelota.
Vivía en un lugar donde muchos animales de otras especies habitaban, entre ellos, su mejor amigo que erra un pájaro carpintero y se llamaba Rolando.
Un día, Edgar fue a la casa de Rolando a visitarlo, un casita muy pequeña como un panal. Cuando espió por el orificio vio que el pájaro carpintero estaba haciendo una pequeña escalero puesto que sus padres le habían regalado una camita cuyo sostén estaba más alejando que de costumbre.
A Rolando le encantaba hacer muebles de madera como a su padre, pero también le gustaba revolotear alrededor de su amigo el elefante para jugar, así que dejó lo que estaba haciendo y salió de su casita para pasar tiempo con Edgar.
El elefante se había asombrado por la escalera que estaba construyendo su amigo y le preguntó sí se animaría a construir una escalera muchísimo más grande con su ayuda para que pudiera alcanzar la luna, así bajarla y jugar juntos a la pelota. Rolando con gusto dijo que lo ayudaría y esa misma tarde pusieron manos a la obra.
Juntaron troncos de aquí y de allá, buscaron un martillo y muchos clavos de la casa de Rolando y comenzaron a construir la escalera.
Cuando las luna comenzó a asomarse, Edgar se entusiasmó, pues sólo faltaba colocar el último peldaño.
Una vez terminada la larga escalera, Edgar no pudo esperar más y la apoyó en una nube que se encontraba cerca de la luna: subió por ella cargando algunas estrellas que flotaban por el cielo; llegó hasta la luna; la tomó felizmente con su trompa y lleno de felicidad la bajó para cumplir su sueño. La luna fue suya por una noche,
Así fue como esa noche, se convirtió en la noche del elefante.

Este cuento fue realizado en el Taller de Mediacion de Lectura.-


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